Política

La renuncia de Arturo Zaldívar

Quizá lograron el objetivo y, lejos de hablar de la renuncia del ministro Arturo Zaldívar, deberíamos estar hablando de Acapulco y de los otros municipios afectados de Guerrero, o del Presupuesto de Egresos de la Federación 2024, donde no se destinó ni un solo peso de manera específica para la reconstrucción de Guerrero; pero de verdad, lo del ministro es un absoluto escándalo.

Después de 14 años como ministro, a Arturo Zaldívar se le hizo fácil decir que su ciclo había terminado, para después reunirse con la candidata del partido en el poder.

Después de 14 años como ministro, a Arturo Zaldívar no le importó ni siquiera argumentar algo del porqué su renuncia cumplía con el texto constitucional que prometió defender.

Después de 14 años como ministro, Arturo Zaldívar prefirió prestarse de lleno para jugar el juego de la política y dejar de lado su credibilidad, su reputación y su dignidad.

Puedo entender muchas de las razones cuando una persona cambia de un partido político, y emitir un juicio personal me lleva a considerar elementos de cada caso concreto; pero nunca podré entender cuando una persona traiciona lo que

representa, cuando se traiciona a sí mismo.

No es porque Arturo Zaldívar vaya a trabajar de manera abierta en un proyecto político, o porque ese proyecto sea de Morena, pudo haber sido cualquier partido; es porque traicionó lo que representaba.

Él sabe perfectamente que el Poder Judicial está para ser contrapeso de los otros poderes, entiende el contexto político y el mensaje que esto iba a mandar. Es inaceptable la forma en la que lo hizo.

Sí al abogado Arturo Zaldívar le hubieran preguntado hace 15 años si iba a renunciar por una promoción política barata al cargo más prestigioso que puede tener un abogado, estoy seguro que hubiera dicho que no.

Hace unos días, la ministra Norma Piña, refiriéndose al tema de la desaparición de fideicomisos, señalaba: “el Poder Judicial Federal no es oposición política, no es adversario. El Poder Judicial defiende la Constitución”.

Coincido, el Poder Judicial no es oposición política ni adversario, es por naturaleza un contrapeso del Poder Legislativo y Ejecutivo, se llamen como se llamen sus representantes.

Y a Arturo Zaldívar no le importaron ni la Constitución ni las formas para cuidar a una institución que le dio de comer más de una década y que, a juicio de los que ahora defenderá, también le dio “privilegios inmerecidos”.

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Saúl Barrientos
  • Saúl Barrientos
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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