La circunstancia de la pandemia del Covid-19 enfrenta al gobierno federal y estatal al incrementar la incertidumbre de la gestión de los gobernantes, aumentando así la tensión política y social. En el estado de Hidalgo como pocos estados del país no se ha visto afectado ni impactado por una reducción en la movilidad del proceso electoral.
Se sabe que esto pondrá a los partidos políticos a corto plazo bajo una enorme presión por la disminución del contacto directo con los ciudadanos, interrumpiendo la comunicación con la sociedad respecto al conocimiento de los candidatos, debilitándolos al no lograr encausar la demanda social, aunado a la crisis de liderazgos en gran parte de los perfiles de precandidatos y dirigentes de partido.
Dada la magnitud de la crisis, se ha asumido una elevada inconformidad social nacional ante el gobierno federal que ha golpeado su imagen, reduciendo así su aprobación al 48% en el estado de Hidalgo; además, la ineficiencia en la toma de decisiones respecto a lo que ocurre.
En lo que respecta al Ejecutivo de estado, Omar Fayad Meneses ha incrementado su aceptación ciudadana de 62 a 78% derivado de la aprobación de su liderazgo, donde su popularidad y respaldo social pasa por su mejor momento; desde luego, su gestión rebasa al gobierno federal consolidándose ante la crisis del Covid-19 al implementar diversas medidas para proteger a los hidalguenses.
A todo esto, se suman las dificultades de los morenistas al no lograr una coordinación efectiva para las próximas elecciones ya que no han ejercido un proceso democrático, por lo que dejan el camino libre para que gane el partido de Fayad.
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