Existen diversas normas para las campañas electorales. Las actuales se caracterizan por su alta competitividad y las crisis que están desatadas: política, de salud por la pandemia covid-19, además de las campañas negativas, ataques, insultos, difamación y acentuado todo por la ausencia de la participación de la ciudadanía, las nulas propuestas, discursos vacíos y falta de liderazgos.
La mayoría sigue pensando que su objetivo está en la discusión, aunque los expertos calificaron a la campaña 2021 de favorecer los mensajes negativos, fuera del margen democrático, solamente como una chispa de inconformidad y apoyo a un régimen que no representa totalmente al pueblo.
Además de que son campañas huecas de contenido, que han dejado las reglas electorales sin definición dentro de una democracia que se encuentra en alto riesgo de desaparición, depende de la ratificación o no al gobierno actual o de recibir al nuevo grupo que no atrae la intención de mejorar su condición de competencia.
Con este conjunto de incentivos no se auguran buenos resultados en las próximas elecciones, sino todo lo contrario, lo que podemos esperar es que la autoridad estará ocupada en enfrentar protestas y todos los órdenes de la justicia electoral tendrán que definir dónde está la razón, sabiendo que todos se están preparando para que juzguen a modo a quien está en el poder. Del lado de la oposición se preparan diversos actos de inconformidad que esperamos que no sean violentos sino que sean cautelosos porque en México con todas las crisis que hay política, económica, de salud y social, puede estallar una nueva revolución, que es innecesaria en este mundo que vivimos hoy. _
Sarkis Mikel Jeitani