La entrega-recepción es un proceso que siempre se lleva a cabo en cualquier cambio de gobierno, ya sea estatal, municipal o federal. Lo que se acostumbra es que quien recibe siempre lleva muchos cuestionamientos para cumplir su comisión y quien entrega va con la certidumbre de haber cumplido su misión.
Ninguna de las dos partes queda satisfecha al culminar esta misión tan importante; por una parte, el saliente, de quedar libre de cualquier cuestión jurídica que le puedan imputar, y el entrante, para tener una base de gobernanza a base de claridad de la situación real en que recibe el gobierno.
En el caso de Hidalgo, el gobernador electo, Julio Menchaca Salazar, es de los pocos mandatarios que quiso tener un proceso sin que lo puedan acusar de complicidades o conflictos de intereses, optó por traer dos especialistas en el tema para vigilar y evaluar como son Santiago Nieto, ex titular de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda, y Guillermo Olivares Reyna, secretario técnico de la Comisión de Justicia del Senado, ambos personajes garantizan esta operación tan importante para el nuevo gobierno.
Es un paso donde vemos la inteligencia del nuevo gobernador que no ha dejado este proceso en manos de sus operadores de campaña por varias críticas que ha recibido, al recibir o cuestionar cosas que no deben y criticar la entrega o los responsables que puedan causar rumores de ilegalidad.
Con este paso se ve la inteligencia de Julio Menchaca y se ve su voluntad de cómo va a ejercer su gobierno, limpiamente y en forma transparente y clara ante la sociedad.
