El mundo ha testificado grandes cambios en las formas y estrategias de los discursos políticos, que han sido vitales en la relación entre un actor político y otro. Esto genera una transformación dramática que no sucedió solo por necesidad sino basado en diversos debates que llevaron a enriquecer la democracia y ejercer una participación digna de respeto.
También surgió por la necesidad de obtener mayor inclusión social en los ámbitos del diálogo y el debate político, logrando mayor conciencia y respeto a la dignidad individual del ser humano, que llevó a elevar la calidad educativa y de respeto a los derechos humanos.
Esto produjo que en la medida en que se elevan los niveles cultural y educativo se enriquezca la comunicación y entendimiento para que crezca la calidad del desarrollo humano de cada nación.
Ese fenómeno generó un código que ha representado el nivel y calidad del discurso individual, por ello la mayor parte de la discusión se enfoca según el nivel de educación de la persona.
Lo visto en Hidalgo resalta que aún no se ha superado el problema del mal discurso, violento, como el caso de un presidente municipal preaspirante que calificó con palabras altisonantes a un adversario.
Al igual que el presidente municipal de Huejutla y la forma que trató a un reportero que quiso entrevistarlo. Lamentablemente muchos expertos consideran esto como la estrategia de un discurso popular que llega a la masa. De esa forma humillan a la cultura y a la educación de los hidalguenses quienes ahora exigen respeto y un discurso enfocado en resolver, entender, y convivir con el mismo pueblo.
Sarkis Mikel Jeitani
