Las encuestas siempre serán la bola mágica en temporada electoral para muchos de los actores vinculados a las campañas, aunado a que la mayoría de las empresas encuestadoras no son reconocidas por las autoridades y solo buscan la satisfacción de su cliente.
Actualmente existen varias formas de que las encuestas pueden repercutir en la reputación y a veces en redes sociales, que pueden beneficiar o impactar negativamente en los resultados sobre todo si se vuelven virales.
Además, no se puede obtener una evaluación del voto sin entender anticipadamente al votante mediante un estudio de percepción de opinión, llamado encuesta, que puede ayudar a recopilar información sobre las intenciones y opiniones de los votantes, lo que significa que comprenderá la plataforma, estrategia, propuestas de un candidato para saber la aceptación de la ciudadanía.
En esta etapa del proceso electoral inicia la lluvia de encuestas y cada candidato analiza la realidad de su campaña electoral, y anuncia con cifras que beneficien su candidatura para, según ellos, obtener el beneficio del vencedor ante la ciudadanía y lograr más votos.
Lo único que están causando es dejar la duda en la ciudadanía, que acusa a esas firmas encuestadoras de beneficiar a su cliente, de tener una mala metodología, o que todas son del mismo estilo de empresas, faltas de ética y de credibilidad en su trabajo.
Hoy día toda la ciudadanía resta valor a un trabajo científico, como son las encuestas.
Las encuestas electorales son herramientas de investigación que permiten recolectar datos reales de opiniones y actitudes de la persona, no son la bola mágica que favorece a quien le paga.
