La filiación política siempre define la formación de las alianzas para derrotar o ganar elecciones. El tema es de qué tipo de alianza o cuál será su rumbo de integración, el objetivo específico de los partidos políticos y pueden ser de largo, mediano o corto plazo, sin que coincida en cuanto a principios ideológicos o doctrina.
Sus actores políticos se unen para fortalecer un régimen o para derrocar un gobierno. A la vez pueden ser de mayor duración, denominadas alianzas estratégicas, además se construye con base en coincidencias ante cualquier problemática o similitudes de doctrinas e ideologías.
En el caso del estado de Hidalgo la formación las alianzas siempre han fracasado por la falta de un proyecto.
Suelen tener menos flexibilidad y es muy difícil de diseñar o construir porque las agrupaciones políticas estatales no son las mismas que detentan el control nacional del poder.
Seguramente lo que está ocurriendo hoy es consecuencia de la mala circunstancia del juego político de los partidos en Hidalgo.
El rompimiento que ocurrió entre el Partido Verde y la alianza de Morena no es cosa nueva, siempre hemos acostumbrado en Hidalgo a romper este tipo de alianzas.
Podemos pensar quién está detrás de esto. Desde luego ocurren muchas murmuraciones, entre ellas la mano negra del ex gobernador Miguel Ángel Osorio Chong, también la estrategia de compra de conciencias de los líderes del Verde mediante la dirigencia nacional priista de Alejandro Moreno y Rubén Moreira para debilitar a Morena. Pero en realidad eso indica que va por mal camino el sistema político de los partidos que no tienen ni principios para respetar doctrinas e ideología.