La llamada democracia surge como la alternancia al Sistema Político que incluye la intromisión de estrechos intereses de representación de una élite política forjada por la minoría de un sector específico social y de las detenciones arbitrarias que genera la impunidad, corrupción, violencia y la injusticia.
Es una situación en que se suprimió el funcionamiento de las instituciones, negando la legitimidad de los políticos y sus partidos. En toda circunstancia, los problemas que causan ese fenómeno son pertinentes para los partidos políticos que constituyen el camino a la llamada democracia.
En esta situación, la ciudadanía se siente traumada y destruida por los resultados esperados de la democracia, los cuales han llegado a redefinir la situación en términos de la recuperación y el fortalecimiento de la participación ciudadana al ejercer su derecho y articular el nuevo camino de la cultura alternativa adecuada para satisfacer las demandas sociales.
Por lo anterior, los partidos políticos no han dado un sentido a esa situación, mucho menos encontrado un apoyo en una sociedad para lograr una transformación al viejo sistema político o reestructurar una nueva modalidad en el hacer política que atraiga a que la ciudadanía participe en la gestión política y tener así una considerable reflexión sobre el concepto de la llamada democracia, aunado a la rigidez y el aferramiento del viejo régimen al tener control del poder, propiciando que los partidos supuestamente de izquierda como el Partido de la Revolución Democrática eviten enfrentarse a esta situación; por ello, optaron por desalojar de su posición la necesidad de reemplazar el poder, quedando con la influencia de la nueva tendencia teórica y el debate sobre la crisis económica, política y social que vive el país.
Esta diversidad de parámetros, de preocupaciones intelectuales de la izquierda para clarificarlo, los obstáculos y las opciones con que se enfrenta la militancia del PRD al no contribuir al desarrollo de una concepción real y viable de su política como partido de izquierda. Desde luego, es correcto decir que la democracia hoy en día ha reemplazado a la revolución armada como categoría de eje central por un debate político e inteligente asociado con una estrategia gubernamental abierta de interés común de las preocupaciones políticas y socioeconómicas que prevalecen sobre cualquier reflexión relativa a las instituciones políticas.
A diferencia de la mayoría de los partidos políticos, el PRD está en el punto más alto de riesgo para volverse un partido pequeño y para ser más claro, este tendrá definiciones importantes en el proceso electoral de este año para ver si sostiene su presencia entre los grandes o pasa a ser un súper mercado electoral.
Vale recordar lo que está ocurriendo en el partido a nivel estatal y nacional; para nadie es un secreto que los líderes del partido están en búsqueda del voto, haciendo enorme esfuerzo para sobrevivir en el escenario político y, conscientes de esa situación, han perdido la esencia de sus principios como un partido democrático de izquierda.
Por ello, repensando su posibilidad de ganar y sostener su fuerza política, cabe señalar que en el caso del estado de Hidalgo, después de una gran lucha de todas las expresiones para lograr regenerar sus liderazgos unidos contra las tribus de Pedro Porras, José Guadarrama Márquez e Isidro Pedraza lo cual ha sido una estrategia exitosa que pudo llevar al partido a recuperar mucho del voto duro que han migrado a Morena.
A la vez, la dirigencia nacional ha acabado con ese sueño al llevar ese esfuerzo a un escenario incierto al consignar a una cantante desconocida que no tiene nexo alguno con el partido, solamente busca intereses de algunas expresiones que tienen la fuerza a nivel nacional, alejados de la realidad del estado. Ahí cabría preguntar a la dirigencia y militancia si es la estrategia para alcanzar a sobrevivir o es el ego de la muerte de los líderes que van a llevar al partido a su fin.
