La escasa convocatoria de los partidos políticos y el mal funcionamiento del sistema político, son parte de la discusión de los aspectos en el tema del proceso electoral, aunque los acontecimientos políticos están al rojo vivo.
Destaca cada vez más que la ciudadanía está descontenta, que el hartazgo, los índices de impunidad, la inseguridad, violencia y la desconfianza hacen ver que las próximas elecciones en el Estado de Hidalgo serán mínimamente efectivas.
Por ello, se advierte que la gente no va a salir a emitir su voto el próximo año, se considera que resulta muy grave contar con partidos políticos que no perciben o no les interesan estos problemas sociales; sólo aprecian entre ellos, que para obtener los votos y convencer a la población, no necesitan más de tres meses para lograr su cometido.
Estas son las reflexiones que nos hacen sentir que la ciudadanía es excluida de las propuestas de todos y cada uno de los partidos políticos, aunque en la práctica, esta situación no ayuda a fortalecer la participación ciudadana, mucho menos permite construir un nuevo sistema partidista con aplicación discrecional de la política.
Con base a lo expuesto, en defensa de los derechos civiles y a pesar de este escenario en que los partidos no han logrado cumplir como mediadores entre las necesidades de la población, las autoridades municipales y estatales, donde ni siquiera han tocado estos temas, ni se han preocupado por reunirse para analizar la cuestión y sentar una postura que ayude a acercarse a la gente; sólo se preocupan por negociar en beneficio de sus propios intereses.
Por esto, realmente no debería sorprenderle a nadie que sea el reflejo de la cultura política que tenemos y la realidad que vivimos, que los partidos políticos desde hace tiempo están alejados de la ciudadanía y han dejado de representarla; apenas se recurre a la gente cada vez que se acerca la época de elecciones para juntar votos.
La cuestión no sería tan grave si los partidos proponen proyectos e involucran a la ciudadanía en el sistema de participación de toma de decisiones políticas a través de proyectos y gestiones, así como de las organizaciones y agrupaciones sociales, quizá resultaría insuficiente porque no es fácil cambiar la imagen de los partidos políticos y no representan los intereses de la sociedad.
Por ello, la ciudadanía y en especial los sectores vulnerables que tienen hambre son a los que menos les importa votar o respetar a las instituciones. Aunado a todo esto, la improvisación de los partidos está hundiendo a la llamada democracia en una severa crisis, pues lo que vivimos a través del caos, violencia, inseguridad, desconfianza, y desorden, da como resultado lo que sucede en el escenario político actual.
Además, la política ya se ha comercializado, no hay representante para la población, porque quienes llegan a ganar las elecciones legalmente no tienen la legitimidad y no conocen la realidad, ni mucho menos se identifican con el pueblo.
La peor debilidad del hombre, es vivir dentro de una sociedad caótica y más cuando los políticos están inmersos en la improvisación y ausencia de la realidad que se vive, produciendo un nuevo fantasma que recorre todo el territorio sin opción alguna para la sociedad; de cualquier manera, la excepcionalidad de los hidalguenses no es garantía de presión o de hacer cambio alguno.
En este sentido, el costo político que tendrá al término la ausencia de los partidos políticos y el constante cuestionamiento por parte de la ciudadana, sólo augura elecciones fallidas para el 2018, en donde el único ganador será el abstencionismo; por cierto, este representa el hartazgo, desconfianza y lo más importante, genera una expectativa negativa ya que no habrá la posibilidad de pensar que la gente pueda cooperar y hacer el cambio a corto plazo por medio de emitir su voto.