Política

¿Feminista o aguafiestas? Sonreír no es conceder

Escuchar audio
00:00 / 00:00
audio-waveform
volumen-full volumen-medium volumen-low volumen-mute
Escuchar audio
00:00 / 00:00

¿Eres feminista? Es la pregunta que pone a temblar a más de una cuando se les confronta en medio de una cena o reunión, donde el centro de plática gira en torno a las marchas, reclamos y protestas feministas tan visibles durante marzo.

Sara Ahmed, escritora feminista, académica y activista británica, tiene la respuesta idónea.

“Sí, soy una feminista aguafiestas”. Al menos, esa es la respuesta que recomienda y explica a lo largo de su libro Vivir una vida feminista.

Para Ahmed, las feministas hemos sido constantemente cuestionadas por las acciones que se realizan en protestas, por la rabia externada en manifestaciones y por ser “unas exageradas”. Lo cual genera ansiedad en muchas que tratan incluso de minimizar su empatía por la agenda o recurren a respuestas vagas en las que se insiste en que “sí somos, pero no como esas”.

Ser feminista y tener espacios de alegría y de desahogo es totalmente válido. El feminismo antagonista es una postura, no un sentimiento.


No obstante, habría que recordar las mismas palabras de Ahmed en su libro La política cultural de emociones, que señalan que las emociones no construyen las injusticias, pero las injusticias sí generan emociones. Es por ello por lo que el dolor, la rabia y la indignación colectiva se vuelven relevantes y se logran comprender, pues evidencian la discriminación, la exclusión, la marginación, la desigualdad y el abuso.

Ser acusada de “amargar los festejos”, de “prohibir el humor”, se ha convertido para muchas en un lastre casi imposible de cargar. Se nos dice que las feministas están en contra del sexismo y el acoso sexual, etcétera, porque quieren quitarle la diversión a todo y evitar que otras personas la pasen bien. Apropiarse de esta figura es decir: “bueno, si piensan que enfrentarse al acoso sexual se trata de privarlos de su disfrute, estamos más que dispuestas a privarlos de su disfrute. Entonces sí soy una feminista aguafiestas”.

¿Esto implica justificar la desdicha permanente en las feministas? No. De hecho, Sara Ahmed retoma el conflicto que genera en ocasiones el humor. “Muchas veces nos guardamos los chistes sobre nosotras mismas y el humor es una de las grandes herramientas de supervivencia”. ¿Necesitamos un permiso especial, acaso? ¿Estamos condenadas a la preocupación, a la tristeza y, sobre todo, al enojo?

No. Ser feminista y tener espacios de alegría y de desahogo es totalmente válido. El feminismo antagonista es una postura, no un sentimiento. El reclamo de ser la figura aguafiestas tiene que ver con ratificar nuestra oposición a conceder ante el acoso y el abuso.

El recurrir eventualmente al humor no implica diluir la lucha por la agenda feminista. El feminismo no concede. Es hora de nombrar y fijarnos en los problemas, de que las feministas no se avergüencen de ser llamadas tales, que no es una sentencia a la desdicha y que la sociedad y nosotras mismas profundicemos en que la única fiesta que les vamos a echar abajo es la del abuso, la del sexismo, la del acoso y la violencia sexual basada en la opresión al género.

*Maestra en Artes y doctora en Educación. Coordinadora del Departamento de Artes y Humanidades del Centro de Investigación y Desarrollo de Educación Bilingüe UANL.

Sarai Aguilar Arriozola*

@saraiarriozola


Google news logo
Síguenos en
Sarai Aguilar Arriozola
  • Sarai Aguilar Arriozola
  • Doctora en Educación, máster en artes, especialidad en difusión cultural
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.