“Si te gusta Barbie, esta película es para ti. Si odias a Barbie, esta película es para ti”, es la promesa que aparece en el tráiler oficial de la película de la célebre muñeca de Mattel.
Sin haberse estrenado aún, Barbie ya es una película que es lo que cada uno quiere ver. Y esta premisa –de ser algo que para otros no es– ha sido la esencia de la cinta desde su rodaje. Los productores ejecutivos de la empresa de juguetes y la productora creativa no han logrado ponerse de acuerdo sobre si Barbie es una película feminista o no lo es.
Para muestra, las declaraciones publicadas por Vanity Fair de Robbie Brenner, productora ejecutiva de Mattel Films, quien en sus declaraciones para Time señaló que Barbie “no es una película feminista". Al ser confrontada con la declaración de la ejecutiva, Margot Robbie, productora y protagonista del filme, resulto contrariada. “¿Quién dijo eso?” cuestionó. No obstante, al ser informado de quién lo dijo, solo suspiró y agregó “No se trata de que lo sea o deje de serlo. Es una película. Una película con mucho contenido". Y, lo que es más importante, la actriz afirmaba “somos parte de la broma. Esto no es un publirreportaje de Barbie”.
Este debate, que incluso se da entre mujeres solo se puede entender a la luz del daño que la cultura de la cancelación ha traído en la sociedad. Pues en la batalla por volvernos socialmente incluyentes se han cancelado y excluido, por paradójico que esto resulte, a aquellos que no demuestren serlo.
La preocupación de los ejecutivos de Mattel proviene de los recientes fracasos de taquilla de películas de Disney en las cuales la inclusión, diversidad y agenda tomaron el control de la conversación en medios, lo cual terminó en la espalda del público. Por otro lado, Margot Robbie retoma la importancia de aterrizar a la vida real y cotidiana a Barbie, el ícono por décadas de niñas el cual ha sido señalado de promover estereotipos y cánones de belleza imposibles de replicar por las mujeres de carne y hueso.
Para Margot Robbie su batalla es clara: una Barbie real y emancipada. Para Mattel lo es también conseguir un éxito. Su problema no es la agenda, sino que ésta no entorpezca la difusión y comercialización de su proyecto. Y ambos objetivos son igual de válidos.
De hecho, el principal problema es que no se ha entendido que en las expresiones artísticas la principal función es la estética, no la agenda. Que las expresiones artísticas de cualquier tipo se rigen por el mundo sensible, intuitivo. Y como tal, las partes comunicativa y social, “de agenda” no son el centro, aunque se pueden combinar en el mismo producto sin que lo sobrepasen. Que en este caso es una película no de arte, sino de entretenimiento, y que si se tiene como un objetivo que fomente la liberación de las niñas de estereotipos físicos, ésta debe de fluir de manera imperceptible sin que se convierta en un discurso aleccionador.
Las personas no vamos al cine a ser sermoneados o adoctrinados. Lo que se espera es ser alumbrados por acciones sociales, pero de forma mágica, no por consignas. Se vale soñar en rosa en una vida no tan rosa.