Cerramos el año y la inseguridad huele a Navidad. ¿Por qué dejaron que Nuevo León recaiga otra vez? Perturba volver a escuchar que Los Zetas recorren a placer el primer cuadro de la ciudad. Me incomoda recibir constantes comentarios de comerciantes que les pagan moches semanales.
¿Deberíamos hacerles caso a las estadísticas que viene publicando el gobierno independiente? Mmh... no lo creo, nada es más valioso que la voz de la calle.
Y esta coyuntura decembrina ubica un renacer zeta plagado de incertidumbres. Un cártel que jugó a las escondidas durante los últimos doce meses porque la pelea de plazas en la frontera chica y periferias de la Sultana fueron nefastas.
Con golfos y chapos con una hegemonía creciente en nuestro estado, el violento resurgir de la otrora compañía demuestra que los responsables de la seguridad en Nuevo León se durmieron. Y prefiero pensar eso a suponer una negligencia para establecer una estrategia férrea que reconfirmase una tranquilidad que creíamos recuperada.
"La cosa se pondrá peor", "hay que recuperar el perfil bajo", "no te confíes", me dicen... pero, ¿y entonces? ¿Qué espera el nuevo gobernador para restablecer lazos con la Sedena y la Semar? Que Rodrigo Medina haya desecho lo que parecía una logística muy amplia de operativos conjuntos no significa que debemos continuar así. Fuerza Civil huele cada vez más a la vieja Policía estatal y es imposible no necesitar (a futuro) soldados preparados para lo peor.
Y ojo, no empecemos con la arcaica discusión ideológica sobre "los militares a la calle"; mi análisis responde a una incomodidad ciudadana que estoy comenzando a palpar de nuevo. Aunque los antros estén llenos y la calle vibre con intensidad, el accionar del crimen organizado se ha aceitado con una virulencia muy importante desde mediados de año.
¿Qué hará el gobernador? Si es pragmático y decidido, debe cauterizar la herida abierta que dejó su predecesor con los verdes (léase, cierta lana pendiente que no les pagó), y restablecer su presencia en las periferias de la ciudad. Urge mayor control e inteligencia sobre lo que pasa con cientos de comercios en el área metropolitana. Porque, ching@d&, si las bonitas palabras proselitistas también fallan en este rubro –que no son enchiladas–, preparémonos para un 2016 plagado de muertos.
@santiago4kd