En el 15 aniversario de la fundación de la Corriente Nacionalista, celebrado este domingo 13 de agosto, la agrupación me invitó a decir una semblanza del Lic. Luis Dantón Rodríguez. Comparto el texto.
Luis Dantón Rodríguez Jaime nació en Guanajuato capital el 28 de agosto de 1934, el año en que Cárdenas accedió a la Presidencia de la República. Su padre, Luis I. Rodríguez era el secretario particular del presidente electo.
Luis Dantón tuvo en suerte ser hijo de quien ya había sido diputado local, diputado federal, periodista y abogado, don Luis I. Rodríguez, hombre de la confianza del presidente Cárdenas. Después sería presidente del Comité Nacional del Partido de la Revolución Mexicana, gobernador de Guanajuato, embajador de México en diversos países y senador de la República.
Literalmente Dantón nació en medio de una Revolución triunfante, en el poder, que aspiraba una sociedad justa y sin clases. Revolución que estando ya institucionalizada no renunciaba a la utopía ni al ideal. Por eso, por su circunstancia familiar y temporal, Dantón nació predeterminado para el estudio de la política, del derecho y de la economía.
Luis Dantón estudió derecho en la UNAM. Haciendo honor a su nombre, mitad tomado de los monarcas que hicieron grande a Francia y mitad importado de la Revolución de la igualdad, la fraternidad y la libertad, en una ocasión le oí comentar que se dedicó al estudio de los debates de la Asamblea Nacional y de la Convención. La Revolución de aquel país en el que su padre fue embajador le apasionó, como ha apasionado a tantas generaciones de historiadores y juristas.
A los 30 años fue diputado federal por primera vez. Le tocó el último informe de Adolfo López Mateos y el primer trienio de Gustavo Díaz Ordaz.
Ese fue el inicio de una carrera parlamentaria de cuatro legislaturas en los sexenios del ya dicho Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez, José López Portillo y Carlos Salinas de Gortari. Como parlamentario, se distinguió en su lucha por sistematizar el derecho fiscal en el país, por el fomento de la relaciones bilaterales México-Estados Unidos y por la lucha por el acceso a la cultura como derecho fundamental de todos.
También fue embajador de México en un país tan lejano y exótico como la India. Allí tuvo la oportunidad de fomentar la amistad entre los dos pueblos de tradición milenaria y ese trabajo de Dantón tiene su testimonio en Nueva Delhi. Si con las nuevas tecnologías ustedes ingresan hoy al mapa de la capital de la India, encontrarán sin dificultad una avenida de no poca importancia, a juzgar por su amplitud y longitud. En esa calle o cerca de ella están las embajadas de muchos países. Pues bien, por gestiones de Luis Dantón esa avenida lleva el nombre del presidente Benito Juárez.
Y sí, dos personajes de la historia de México fueron los preferidos de Dantón, Benito Juárez y Venustiano Carranza. Porque en ellos encontró los paradigmas del mayor ideal para el individuo, la libertad plena del hombre, y del más fundamental ideal de una sociedad: la legalidad.
A Luis Dantón lo conocí en 1993 por medio del maestro Tomás Bustos. En ese momento era diputado federal y presidente de la Comisión de Cultura de la Cámara. Aún con toda su trayectoria y la fama de engreído que le hicieron algunos malquerientes, tuve el privilegio de conocerlo como un hombre sencillo y cordial. Sí, era poseedor de una gran cultura y visión del mundo, pero en los hombres y las mujeres realmente valiosos eso no riñe con la sencillez.
Desde la Cámara de Diputados me envió varios números de la revista Crónica Parlamentaria y la colección de las Biografías del Poder de Enrique Krauze. Muchas veces, gracias a Lic. Bustos, tuve la oportunidad de verlo y escucharlo en sus visitas a Guanajuato y lo conocí como un hombre de enorme capacidad para el análisis político y para ubicar los acontecimientos actuales en el contexto de la historia de México y del mundo.
Fue catedrático, investigador, integrante de la Comisión Federal Electoral de la primera reforma electoral emprendida por el presidente López Portillo y Jesús Reyes Heroles en 1977. Fue alto funcionario en la Secretaría de Hacienda y en la Secretaría de Gobernación.
Pero siempre mantuvo el apego por su patria chica, Guanajuato. Alzó la voz contra Manuel Bartlett y el presidente Miguel de la Madrid, por su agresión contra Guanajuato al defenestrar al gobernador Velasco Ibarra.
Fue un mexicano nacionalista, dotado de una cultura universal. En él quedó demostrado que nacionalismo no significa xenofobia, ni la admiración por otros pueblos quiere decir auto denigración. Amó a su patria y a la humanidad. Sirvió a México en la India, conoció varios países en los que su padre fue embajador, fomentó la amistad con los Estados Unidos, admiró a Francia y su revolución y el gran amor de su vida, Evelyn Morrill, su esposa, vino desde Alemania.
En 2010 falleció la señora Evelyn y Luis Dantón sólo vivió un año más. Falleció en la Ciudad de México el 17 de agosto de 2011.