¿Cuál guerra es limpia en la búsqueda del poder o desde la indefensión que busca sobrevivir?
Los alemanes usaron el terror de la blitzkrieg contra sus enemigos durante invasiones y batallas como después los ingleses y estadunidenses acudieron a la “tormenta de fuego” contra los alemanes en Dresde. Era terror en la esencia del despliegue mortífero. Los mismos vecinos del norte utilizaron la bomba atómica en el cálculo pragmático de destrucción brutal anuladora de la capacidad de respuesta del otro, el destruible, y para “acortar el conflicto” demoliendo la voluntad del percibido como perdedor.
Las guerrillas buscan la subversión del statu quo desde una posición de debilidad que emplea audacia, sorpresa, eficacia y ruptura de la moral del enemigo. Todos buscan, sea desde la subversión o el control del poder, la conquista de los corazones y las mentes.
Las agencias de comunicación, equipos de relaciones públicas, los cuartos de guerra, los comunicadores más o menos cercanos a las administraciones que daban por hecho un modo de interacción con dueños y voceros principales basado en los contratos de publicidad u otras versiones de gestión del erario, tienden a pensar en la dicotomía “guerra legítima” y “guerra ilegítima”. Lo limpio y lo sucio.
Los aliados de indefendibles personajes que aparecen de diversas procedencias pueden llegar a simular su apoyo o simplemente guardar silencio, imposibilitados como están de proteger el valor de una persona, colectividad, propuesta, idea o crítica sana, si es que proviene de un adversario o peor aún, de un enemigo.
Y por supuesto, aun cuando alemanes e ingleses cometieron asesinato de inocentes en sus bombardeos, nadie actualmente diría que son éticamente iguales sus proyectos o los valores que detentaban.
¿Es posible pensar que quienes tienen esos prejuicios están más cerca de derecha y ultraderecha que las izquierdas y los liberales? Sostengo que sí.
La evidencia histórica y práctica es que los soviéticos lideraron la toma de Berlín, seguidos de ingleses y estadunidenses en la etapa de exterminio al nazismo. De otro lado, los perdedores alemanes no están en el Consejo de Seguridad de la ONU y, hasta este 2023, no tienen ejército propio en la medida de que, específicamente en materia de comportamiento político militar, carecen de la confianza de Europa y de la comunidad internacional.
Elementos del mundo liberal y de la izquierda coinciden positivamente contra amenazas a la inteligencia, a la ética predominante, a la integridad de las personas y de sus bienes. Amenazas de fuerzas que se empeñan en “guerras sucias” desde los derecho-extremismos deben ser advertidas.
La ciudadanía más alejada de la guerra política percibirá quién, con independencia de algunas imperfecciones o insuficiencias de su partido, así como del sexismo, clasismo y racismo expresados respecto de cada contendiente, debe encabezar un proyecto de convergencias. La mejor percepción hacia el 2024 es de Claudia Sheinbaum en el promedio de encuestas publicadas; ojalá las fuerzas intermedias o las que acudan a la guerra sucia tengan una propuesta compartible pronto.
Salvador Guerrero Chiprés
@guerrerochipres