México vuelve a cimbrarse.
Nuestra tierra volvió a sacudirse por un terremoto de gran magnitud. Ayer se suscitó un sismo que se dice fue de magnitud 7.1 grados en la escala de Richter, el fenómeno natural sacudió severamente a la Ciudad de México y a muchas poblaciones de diversas entidades del país.
Sin precisión aún sobre los datos inherentes a las pérdidas de vidas, heridos, pérdidas y daños materiales y económicos, es fácil estimar que son en amplio número y cuantía. El epicentro del sismo, registrado a las 13:14 horas local, se ha localizado a 12 kilómetros al sureste de Axochiapan, en Morelos, cerca de los límites con Puebla, a una profundidad 57 kilómetros, según el Servicio Sismológico Nacional (SSN).
Las autoridades y la sociedad están abocados al auxilio de víctimas además de la prevención de ulteriores daños y la reactivación de servicios diversos que se han menoscabado, así como a tratar de evitar ulteriores severas complicaciones y atenuación de conflictos derivados de la compleja situación. El fortísimo y destructor sismo y sus réplicas se suscitaron justo en el aniversario 32 de la peor tragedia que ha vivido México, por el terremoto suscitado el 19 de septiembre de 1985 que causó cerca de 10 mil muertes.
El fuerte sismo ha retumbado enormemente, con mayor fuerza que el que se suscitó de hace dos semanas y afectó a Oaxaca y Chiapas. A diferencia de ese terremoto, del que aún se sufren consecuencias,al parecer las alarmas sísmicas no funcionaron para haber atenuado las consecuencias negativas del terremoto de ayer, dos horas después de haberse realizado un simulacro en la Ciudad de México,como cada año desde el terremoto del 1985.
Además de en la Ciudad de México, en Puebla y Morelos se han reportado muchos daños y pérdidas. Las autoridades estatales encabezadas por los gobernadores Antonio Gali Fayad, de Puebla, y Graco Ramírez Garrido Abreu, de Morelos, así como las de los ayuntamientos, están en labores intensas en coordinación con autoridades federales emanadas del Poder Ejecutivo Federal a cargo del presidente Enrique Peña Nieto y debe estar generándose el actuar atingente de Legisladores locales y federales.
Peña Nieto debe estar al frente del Comité Nacional de Emergencias para coordinar las acciones, tanto de servidores públicos como de voluntarios, siendo impactantes las imágenes de daños y afectaciones en algunas de las principales infraestructuras de la capital, ya que incluso el aeropuerto debió suspender operaciones.
Es sin duda un muy duro golpe para México, habrá que esperar que impere la solidaridad y la ayuda fluya importando orden y adecuada coordinación entre autoridades de distinto orden y diversa ideología, que exista ausencia de actitudes protagónicas o procurando lucrar electorera o económicamente con la tragedia;
ojalá no sean demasiados los daños materiales y especialmente las pérdidas humanas, debiendo advertirse que aunque si son evidentemente tan considerables como de lamentarse, no se comparan con el enorme daño causado por el gran terremoto ocurrido un día como ayer de hace 32 años que devastó a la capital mexicana y golpeó varias regiones más de México, entre ellas al sur de Jalisco; además de una mayor conciencia cívica y experiencia para trabajar eficazmente ante estos desastres, ya ha habido franca evolución en sistemas constructivos y de prevención.
México es más grande que tragedias y desastres, seguramente habrá unidad para ayudar a superar este momento. No se puede ser inmune al dolor que causan las tragedias y es mucho muy triste y lamentable lo ocurrido ayer, pero más doloroso será ver prohijar o se toleren y festinen bromas de pésimo gusto, además de actitudes mezquinas de quienes puedan ser ajenos a la desgracia y no solo no ayuden a palearla sino que incidan en el acendramiento del caos, buscando lucrar económica o políticamente en medio del dolor y la tragedia.
Es momento de hacer pausa y dejar de lado todo aquello que solo produzca más daño sin descuidar el auxilio a los que sufren y requieren apoyo para salir de la crisis que provoca el caos, se trabaje en pos de la prevención para evitar ulteriores daños y mayores pérdidas buscando la pronta reactivación de las zonas afectadas, sin que esta trascendental tarea sea excusa para dejar de trabajar por seguir construyendo el México mejor que todos anhelamos y merecemos, la única receta para levantarnos y seguir adelante es el trabajo, la unidad en lo fundamental y aportar cada día nuestro mejor esfuerzo en vez de estorbar y buscar gananciales en medio de la tempestad. México es más fuerte que cualquier desastre y hay que tener pensar positivamente que tras la peor tormenta siempre debe llegar la calma y el que México se recupere y pueda seguir creciendo depende del tesón y esfuerzo encomiable de todos los mexicanos. ¡Viva México!