El pueblo se impuso e hizo manita de puerco a quienes no habían entendido el claro mensaje social, los mexicanos hablaron fuerte exigiendo a los partidos políticos y los dirigentes o dueños permanentes, o en turno no les quedó ya ninguna otra opción que doblar las manos y aceptar que sí se puede reformar todo lo necesario para que se regrese por todos los partidos el recurso no erogado aún en este año 2017 en curso y no solo lo inherente a los recursos para campaña que pudieran recibir en 2018, sino todo lo que aún está etiquetado para los institutos políticos en este año además de lo inherente en general para todo lo que se determina para el gasto de los partidos.
Surge ahora una especie de guerra entre los partidos para intentar posicionarse y colgarse la medalla, aunque simplemente basta con que los legisladores lo aprueben y si ya tienen la Indicación de los dirigentes partidistas y de sus líderes respectivos, deben decirle a sus respectivos coordinadores parlamentarios que de inmediato hagan lo conducente, pues ello debe hacerse ya sin necesidad de movilizaciones ni campañas inútiles.
El Partido Revolucionario Institucional (PRI) ya anunció que donará 258 millones de pesos de dinero público que le corresponden de financiamiento para lo que resta de 2017. Enrique Ochoa, el gerente en turno de la dirigencia nacional de ese partido, aseguró que el dinero será destinado a los afectados por los desastres provocados por recientes fenómenos naturales en diversas zonas del país y dijo: “El dinero de los partidos políticos es el dinero del pueblo de México.
Y el pueblo de México está demandando que el dinero se destine de manera directa e inmediata, sin burocratismos, al apoyo en la reconstrucción y de las familias”, y tiene razón no quedándole más que admitir que el pueblo ya está harto.
El anuncio de Ochoa Reza ha sido el más reciente en una especie de guerra verbal que los dirigentes de los diversos partidos políticos han emprendido ahora para buscar dejar en claro que cada uno es el más proactivo para ayudar tras los últimos desastres por fenómenos naturales en México.
El gerente en turno del PRI lanzó un reto a la oposición y espetó: “Invitamos de manera respetuosa al resto de partidos a que lleven a cabo la misma acción”, y calculó que todos los partidos podrían reunir casi mil millones de pesos de ayuda si renuncian al financiamiento otorgado por el Instituto Nacional Electoral (INE) para este año, pero la propuesta de Ochoa Reza no carece de malicia ya que tanto el PRI, como el resto de partidos, tiene la mira puesta en las elecciones de 2018.
Andrés Manuel López Obrador, líder del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), fue el primero en intentar quedar bien y habló de donar el 20 por ciento de sus recursos para campaña y fue acremente criticado al decírsele que era ilegal e imposible, paso después a expresar el que deseaban comprometer todo el dinero público para sus campañas del próximo año a favor de su partido a la ayuda de las víctimas. La propuesta consiste en destinar el 50% del posible gasto de campaña de 2018 para apoyar a damnificados y calcula que su partido donaría directamente 103 millones de pesos.
Ochoa Reza asevera que en esa promesa se oculta un engaño y dijo: “López Obrador quiere apoyar a la población de manera tramposa pues su apoyo llegaría hasta las campañas de 2018, en unos seis meses. La ayuda se necesita hoy”.
El encargado de turno en la dirigencia nacional del PRI asegura que para que el donativo sea “legal”, los partidos deben renunciar ante el INE a los recursos que les corresponden y así no se violaría la norma que estipula que ese dinero solo puede usarse con fin de prohijar el sostenimiento de los partidos políticos ya que al ser rechazado, ese dinero público se reintegraría a la Tesorería General de la Federación y sería retiquetado para apoyar los trabajos de reconstrucción. Morena, sin embargo, ha dicho que evitará reintegrar el dinero a la Hacienda pública, López Obrador ha sugerido que serán los militantes de ese partido quienes lo entregarán de “manera directa” a los damnificados.
El llamado Frente Ciudadano por México conformado por el PAN, el PRD y Partido Movimiento Ciudadano, no se ha quedado atrás en esta lluvia de discursos en la que quieren enmarcar su generosidad casi todos los partidos. Esta alianza opositora criticó el plan del PRI asegurando que resulta insuficiente, pues representa menos del 1% del presupuesto de 2018, y aseguró que el partido de Enrique Peña Nieto “busca aprovecharse políticamente de la tragedia”.
Los partidos del Frente, en cambio, proponen eliminar el 100% del financiamiento con dinero público a los partidos políticos y suprimir los seguros de gastos médicos, los gastos de telefonía y el pago de gasolina a los altos funcionarios. Por el momento, el PRI ha aceptado el envite y se ha comprometido a elaborar una iniciativa para renunciar al dinero público. El Frente desea que los partidos se financien a través de aportaciones de militantes y simpatizantes. PAN, PRD y MC también proponen eliminar el gasto de publicidad gubernamental. El estira y afloja entre los partidos continúa mientras el resto del país ha difuminado sus divisiones.
El fin del financiamiento a los partidos políticos es un debate que llegó a la opinión pública mientras México se reconstruye a sí mismo. Las primeras peticiones para que los políticos no reciban dinero público se hicieron en las redes sociales horas después del terremoto de la tarde del 19 de septiembre.
La propuesta fue bien recibida y tiene un objetivo. Está dirigida a los 6,788 millones de pesos que la autoridad electoral dará a los partidos para hacer campañas políticas el próximo año.
El PRI reaccionó y propuso lo que muchos hemos estado planteando: una gran reforma para que no haya financiamiento público a los partidos y se disminuya al máximo el alto costo de campañas electorales además del adelgazamiento del Poder Legislativo.
Pero lo cierto es que se debe ir hasta el fondo y canalizar al menos esos casi siete mil millones de pesos más otros quizá no menos de cincuenta mil millones de pesos que están ahí en las partidas de gastos superfluos, no prioritarios, suntuarios, discrecionales en el Poder Ejecutivo Federal que deben reconducirse para seguir las tareas del desarrollo del país, que de ninguna manera debe detenerse.
@salvadocosio1