Con sus actos y actitudes tan cuestionadas y polémicas tanto el gobierno federal priista como los partidos políticos en general, unos más que otros, pero casi todos abonando a ello, acentúan el descrédito y falta de aprecio de parte de la sociedad. No cesa la lluvia de cochambre que sigue cimbrando al gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto del que su aceptación social ha caído nuevamente a menos del 6% entre los acumulados escándalos de corrupción y el acendramiento de la desconfianza social por conocerse nuevos datos que ensucian más a la administración presidencial y a su partido el Revolucionario Institucional (PRI), más ahora también enturbiando el ambiente preelectoral por el abrupto y muy polémico cese del titular de la Fiscalía Especializada para Delitos Electorales (Fepade) en la cada vez menos confiable Procuraduría General de la República (PGR), que ya de por sí endeble por la renuncia que desde el pasado lunes 17 de octubre del 2017 en curso hiciera su hasta ese día titular Raúl Cervantes Andrade a pocos días de cumplir un año de ocupar ese alto cargo, acentuándose en evidencia el cúmulo de fallas crónicas de esa entidad, que es aún dependiente directa del Presidente Peña Nieto, es una institución carente de independencia y autonomía y adolece de certidumbre siendo inconfiable para la sociedad como responsable de la investigación criminal, el encauzamiento penal y la procuración de Justicia o sea la encargada de investigar los delitos en México, nuestro sufrido país en el que la impunidad es sin duda el mayor cáncer. Más allá de quién sustituya en definitiva a Cervantes, México lo que requiere es una nueva Fiscalía General de la Republica autónoma, imparcial, independiente y confiable por lo que debe acelerarse el proceso para que se genere un nuevo esquema realmente confiable en la procuración de justicia. Hay que recordar que el intento de consolidar el pase automático del ya ex titular de la PGR a convertirse en el nuevo fiscal general, como pretendía el PRI, generó muchas críticas y una vez que eso se canceló y por ello se eliminó ese obstáculo, la sociedad exige aprobar la normativa para crear una nueva y muy sólida institución de procuración de justicia.
El ya ex procurador fue sustituido de manera interina por el subprocurador Alberto Elías Beltrán quien lo ha hecho ya así por tres ocasiones ya que para nombrar un nuevo titular de la PGR se necesitan dos terceras partes de los votos del Senado y es sumamente complejo que el PRI pueda lograr el apoyo suficiente y la elección o designación del nuevo fiscal general se intentará hasta después de los comicios de 2018, más siendo que la institución ha colapsado, urge dar prioridad a la construcción de la institución por encima de quién la vaya a dirigir por lo que puede ser polémico dejar los nombramientos para después de las elecciones, pues aunque se aparte la elección del ambiente electoral de nada servirá si antes no se diseña una nueva normativa que haga a la institución sustituta de la PGR y tanto a su titular y los más altos funcionarios como a todos sus conformantes realmente independientes del Poder Ejecutivo u otros factores reales de poder.
Y es que hay cientos o miles de asuntos con indagatorias y procesos pendientes en México, siendo esto una parte importante del cáncer que para el país es la impunidad que nos agobia y ahoga. Lo más lamentable es que aún existe el fantasma que Raúl Cervantes pueda ser nominado para ser Fiscal General, lo que tampoco será menos malo o más malo de sí amañadamente se designa a cualquier otro personaje cercano a quienes ejercen el poder y se mantenga la procuración de justicia como eje de la ineficacia y la impunidad. Desgraciadamente hay pocas esperanzas de cambio y mejoría sustancial al respecto.
Los desastres causados por los recientes fenómenos naturales no deben ser motivo para que queden sin resolverse y sancionándose además a los culpables de asuntos como el del famoso Socavón en el llamado Paso Exprés por Cuernavaca o el tema del conjunto de presuntos ilícitos cometidos por la compañía brasileña Odebretch, en los que se involucra al ex director de Petróleos Mexicanos (Pemex) Emilio Lozoya Austin, a quien todo indica se pretende proteger al estar vinculándose el tema con financiamiento ilícito al PRI específicamente en la campaña presidencial de Peña Nieto, y por cierto habiéndose encendido el escándalo con el cese injustificado al ahora ex titular de la Fepade, Santiago Nieto, quien denunció presiones ilícitas precisamente de Lozoya Austin y por tal motivo el encargado del despacho de la PGR Elías Beltrán lo cesó señalándole presunta violación al código de ética de la institución, lo que ocasionó un gran barrunto en razón del escabroso tema Odebrech-Peña-PRI y el próximo proceso electoral de 2018, ya que está acéfala esta importante fiscalía y se produce un nuevo motivo de desconfianza social y política hacia el gobierno priista en turno y las instituciones electorales así como especialmente al aseo del proceso mismo.
Los reflectores están enfocados a Lozoya Austin, acusado por ex directivos de Odebrecht por haber recibido más de 10 millones de dólares en sobornos, algunos durante la campaña presidencial de Peña Nieto.
Pero es un asunto que a pesar de ser ya un caso criminal en diversos países, en México se mantiene libre de investigación e impune hasta ahora.
Se está generando una gran tormenta política pues el cese abrupto del titular de la Fepade está provocando que tanto en el Senado como en los ambientes ligados al Instituto Nacional Electoral (INE) se esté manifestando demasiada inquietud ante la ausencia de fiscal electoral y el que además de la protección a Lozoya Austin se prohíje falta de certidumbre en relación a los procesos electorales del próximo año.
En tanto Lozoya, envalentonado y absurdo, amaga incluso por demandar a Santiago Nieto acusándole de impropio actuar en su perjuicio, el ex titular de Fepade anuncia acciones legales buscando su reinstalación al tiempo que dirigentes y legisladores de los diversos partidos de oposición al PRI y su bloque anuncian y alistan acciones legales y políticas para apoyarlo, aprovechando además llevando agua a su molino y la sociedad observa y quizá aguarde su momento de cobrar la factura de tanto desaseo de gobierno y partidos, pero en las urnas.
Como dicen en el pueblo: “¡éramos 20 y la abuela parió!”.
@salvadocosio1