Política

Jalisco tiene sed, basta de demagogia y negligencia

  • Fuente Ovejuna
  • Jalisco tiene sed, basta de demagogia y negligencia
  • Salvador Cosío Gaona

El próximo gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez, tendrá la oportunidad de otorgar un legado concreto a los jaliscienses. Que se revoque el leonino convenio de distribución de agua entre Jalisco y Guanajuato firmado en 2005 -de forma por demás ventajosa por quien fuera presidente de México en ese momento, Vicente Fox Quezada, para favorecer a su estado natal-, será junto con el tema de la seguridad, los principales retos que enfrentará, marcarán y calificarán los seis años de su administración. Lo que no consiguió ningún gobernador desde hace más de 30 años, resolver el abasto de agua para nuestra entidad, le corresponderá en turno a quien tomará las riendas del estado.

El problema del agua entre Jalisco y Guanajuato data de la época del gobernador Guillermo Cosío Vidaurri, quien entre 1989 y 1990 impulsó un proyecto para aprovechar el caudal del Río Verde, pero intereses mezquinos y políticos impidieron su conclusión. El complejo La Zurda Calderón, que contemplaba la construcción de cuatro presas, logró edificar dos y una derivadora. Es la base que se mantiene hasta ahora. Nadie ha logrado concretar algún otro proyecto.

En el Congreso del Estado, siendo gobernador Alberto Cárdenas Jiménez, los diputados del PRI, en la cual yo participaba, nos opusimos al crédito japonés que el mandatario proponía por tratarse de un proyecto de 7 mil millones de pesos que le daba un metro cúbico de agua a Guadalajara, la mitad para saneamiento y la otra mitad para abastecimiento con un costo muy alto, cuando por un poquito más de eso se podían construir las dos presas faltantes de La Zurda Calderón, pero había una terquedad de no continuar y no usar lo que fue hecho por el gobernador Cosío. Al final convenimos dividir lo que era para abastecimiento quedó pendiente y lo que era para saneamiento se aprobó, pero no se ejerció. Después de eso el proyecto se enterró y vino el que conocemos, el que aprovecha los caudales del Río Verde y viene el tema del reparto de los caudales.

Durante la pasada campaña electoral, de visita por la zona de Los Altos y Cañadas de Obregón, los habitantes de la zona me pidieron retomar el tema para evitar que las autoridades inunden los poblados de Temacapulín, Acacingo y Palmarejo y que la presa de El Zapotillo supere los 80 metros. Ante ellos me comprometí a revocar el convenio firmado en 2005, que compromete a Jalisco a enviar agua a Guanajuato para solucionar “un problema futuro” en el crecimiento de León y otras ciudades aledañas a cambio de recibir para Guadalajara agua sucia para ser tratada y utilizada en los problemas de abasto de la urbe tapatía. El tema se colocó de nuevo en la agenda pública y en junio pasado los diputados del Congreso de Jalisco lo retomaron y presentaron una controversia constitucional ante la Suprema Corte de Justicia que la semana pasada resolvió en desecho por considerarla “notoriamente improcedente”.

En este añejo conflicto entre Jalisco y Guanajuato se han suscrito acuerdos, convenios, proyectos, iniciativas y propuestas, que han marcado el tortuoso transitar sin que se cuente con una opción viable para resolver el tema del agua para Guadalajara y para solucionar a los jaliscienses en la zona de Los Altos. Basta de demagogia y negligencia, Jalisco tiene sed.

Alfaro debe tener el panorama claro y saber lo que el agua le puede dar. Deberá explorar y tener un manejo excelso en la ruta que habrá de seguir para lograr que el futuro presidente Andrés Manuel López Obrador le brinde el apoyo que requiere para revertir ese acuerdo que tanto daño ha hecho a los jaliscienses y por el cual se ha pagado un altísimo costo. En este escenario, el pre designado coordinador federal para Jalisco, Carlos Lomelí, podría jugar un papel fundamental para lograr ese acercamiento. En la medida en que este par de personajes estén dispuestos a dejar de lado sus rencillas, sus diferencias y resentimientos que debieron terminar con la campaña, el camino se puede aclarar de manera sustancial. A Enrique Alfaro le corresponderá conseguir el “sí” a través de todas las vías a su alcance, aunque no le gusten y Lomelí tendrá la oportunidad, a su vez, de trascender con un peso específico y demostrar que el rol que le ha tocado desempeñar será realmente para beneficiar a los jaliscienses.

@salvadocosio1



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