Terminó la buena racha de recuperación que el peso mexicano registró en los últimos siete meses y recién cayó el valor de la moneda mexicana frente al dólar la moneda de Los Estados Unidos Mexicanos y las razones, según analistas, son el posible fin del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), la escalada del dólar ante el alza de tasas de la Fed (sistema de la reserva federal, banco central del vecino país del norte) y la posición de puntero en casi todos los sondeos de opinión en relación al casi seguro candidato del Partido Movimiento Nacional de Regeneración Nacional (Morena) Andrés Manuel López Obrador rumbo a las elecciones por la Presidencia de la República a efectuarse el domingo primero de julio de 2018.
El pasado viernes 13 de octubre el tipo de cambio interbancario rozó los 19 pesos por dólar, el nivel más elevado de los últimos seis meses.
La combinación de los tres factores provocó que el tipo de cambio registrara su racha bajista más extensa desde mayo de 2012 según datos del Banco de México (Banxico).
Por ahora los pronósticos no son nada optimistas y la previsión es que el peso siga una trayectoria a la baja.
Cuando el peso se deprecia, suenan las alarmas y hay quienes piensan que nuevamente estamos al borde de una situación como la que vivimos en las primeras semanas de este año. Hay algunas analogías en los dos momentos, pero muchas diferencias. Los dos momentos se parecen básicamente en una cosa. La primera es que la fuente de incertidumbre que ha propiciado una depreciación de nuestra moneda frente al dólar es externa y tiene su origen en las políticas del gobierno de Estados Unidos de América. En las primeras semanas de este año había el temor que, apenas llegando a la Casa Blanca, el patán y palurdo mercader neoyorquino sicofante de la política llamado Donald Trump que para desgracia mundial es Presidente del vecino país al norte fuera a repudiar absolutamente el TLCAN.
Ahora, el alza reciente del dólar tiene tras de sí la percepción de que las propuestas inaceptables que ha estado haciendo el gobierno norteamericano en la mesa de negociación del TLCAN llevarían en algún momento no muy lejano a que se hiciera efectivo el retiro del vecino país del norte del Tratado comercial trilateral, pero hasta ahí llegan las analogías ya que hay profundas diferencias en los dos momentos. Quizá la más importante de todas ellas es que los sectores productivos han observado que, aun sin el TLCAN, sería factible mantener con relativa normalidad el comercio con los vecinos norteños bajo la perspectiva de las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Otra diferencia es que el tal Trump se ha ido debilitando en su país y que ya hay cuestionamientos respecto a si tiene o no la autoridad para decidir sacar a su nación del TLCAN. Ahora también, se debe agregar que por lo menos en la percepción y en los discursos, el Premier canadiense estaría ejerciendo presión para mantener el tratado comercial y de alguna manera está apoyando a México en negarse a aceptar las condiciones que el gobierno de Trump plantea en la negociación.
En enero pasado, el impacto de una salida del TLCAN de Estados Unidos hubiera sido mucho más serio y en este momento el impacto sería más asimilable para la economía mexicana, máxime aun cuando el guiño chino está cada vez más cercano.
Por otro lado, estadísticamente, el peso tiene un sesgo bajista durante las campañas presidenciales, lo que podría enviar al dólar a un nivel de 19.25 en los próximos 6 meses, más aun si el propio régimen se encarga de hacer el trabajo sucio y difundir que en caso de un triunfo de Andrés Manuel López Obrador, varias de las reformas impulsadas por este gobierno serían reversibles, asunto que sin duda de momento causaría impacto negativo en los mercados. Hay que recordar que durante los 3 pasados ciclos electorales, la depreciación del peso frente al dólar del inicio del año hasta el día de la elección ha sido en promedio de 5 por ciento.
Lo cierto ahora es que lamentablemente ya no solo luchamos como país con nuestros propios problemas internos, sino que ahora debemos sortear los embates externos que provocan los berrinches y arrebatos del tal Donald Trump y que pueden tanto a mediano como a largo plazo acarrearnos severos daños colaterales. La ventaja quizá es la mayor conciencia que existe en los sectores productivos en cuanto a que se debe presionar al gobierno federal mexicano a efecto que no capitule y acepte condiciones leoninas además de ofertar y cumplir el respaldo correspondiente y, más aún, avanzar en la capacitación, eficiencia, eficacia y modernización de los procedimientos fabriles y los colaterales que conllevan a la logística comercial de México hacia el mercado global.
@salvadocosio1