Aún podemos decir: “… ha sido hasta hoy una promesa vana el precepto que consagra la Federación de los estados que forman la República Mexicana, estableciendo que ellos deben de ser libres y soberanos en cuanto a su régimen interior, ya que la historia del país demuestra que, por regla general y salvo raras ocasiones, esa soberanía no ha sido más que nominal, porque ha sido el Poder central el que siempre ha impuesto su voluntad, limitándose las autoridades de cada Estado a ser los instrumentos ejecutores de las órdenes emanadas de aquél Estado a ser los instrumentos ejecutores de las órdenes emanadas de aquél”. Y eso, ¿Quién lo aseguró? Venustiano Carranza el 1 de diciembre de 1916, en su discurso al abrir el Constituyente que daría vida a la Constitución de 1917 (ver aquí).
Del 27 de noviembre al 19 de diciembre próximos se realizará en Jalisco una Consulta Ciudadana sobre el Pacto Fiscal, con el fin de que los Poderes del Estado, mediante un ejercicio soberano, cuenten con la legitimidad y el mecanismo legal para que cada seis años se revisen las reglas de distribución de los recursos fiscales que las y los jaliscienses aportan mediante impuestos, y que la Federación redistribuye en las 32 entidades federativas mediante aportaciones, participaciones y acuerdos con el Ejecutivo Federal.
El federalismo, como forma y sistema de gobierno adoptado en México desde 1824 tras la Independencia, ratificado en 1857 y 1917, rebasa su comprensión y alcances a la teoría política y constitucionalista; su sentido descansa y se alimenta desde la pluralidad e identidad de un territorio y población específica, que en casi 200 años de adopción ha sido más nominativa e ideal.
No perdamos de vista que el sistema federalista fue adoptado-copiado del vecino norteño, EU, el cual desarrolló desde la diversidad basada en “colonias”; en el caso mexicano nuestro antecedente no era colonial, sino virreinal (monárquico) con Provincias administrativas. De ahí que el federalismo haya surgido del centro hacia fuera, y el centralismo esté tan arraigado en todas nuestras dimensiones sociales, culturales, económico, políticas, religiosas.
Someter a Consulta el Pacto Fiscal es tocar un aspecto nodal del federalismo, el cual debería construirse desde fuera del centro. Participar en la revisión del Pacto Fiscal, sobre todo, más que pesos y centavos, es reivindicar la soberanía e identidad de lo local frente al centro, del que Jalisco en el siglo XIX fue el principal promotor.
Twitter: @jrubenalonsog