En el reino de la doble moral todos son correctos, tienen una novia u esposa a la que respetan, y casi nunca tienen bajos deseos. Pero en la vida real los hombres buscan placer, uno que no es admitido por la mayoría de la sociedad que lo estigmatiza.
Puede ser que los deslices sólo sean evidentes por sus consecuencias, como enfermedades de transmisión sexual, hijos no deseados, abortos, videoescándalos e investigaciones policiales.
La existencia de la Hermana Hong en redes sociales sorprendió al mundo, en primera porque mostró que un sujeto de 38 años, con un simple disfraz, fue capaz de enganchar a cientos de hombres y tener encuentros sexuales consensuados. Porque todos aceptaron el sexo gratuito, independientemente de que vieron que no era una mujer e incluso unos hasta repitieron.
El único error de la Hermana Hong fue grabar los encuentros y venderlos, porque esto es ilegal.
Este hecho indignó a las novias y prometidas de los hombres descubiertos, quienes se han hecho un chequeo médico para descartar alguna enfermedad de transmisión sexual, porque fue obvio que muchos no usaron protección.
Lo que pasó en China no se compara con las cosas que pasan en México o Puebla, porque allá no tienen acceso a orientación sexual, los chicos carecen de dinero para citas y tienen una presión laboral mayor.
En México todos pueden vivir plenamente la sexualidad y grabarse si lo desean pero también es un delito difundir ese contenido.
Hace meses escuché un programa de radio, donde un conductor de Uber contó que un cliente lo sedujo y que, por curiosidad, sostuvo un encuentro sexual con él, luego el chofer dejó a su prometida, pese a que sabía que el sujeto era casado.
Si volteamos a ver a los esposos de nuestras amigas sabemos quiénes son infieles o gays de closet; incluso ubicamos a quiénes coquetean con nuestras parejas, hermanos o amigos.
Deberíamos dejar la doble moral e informarnos sobre sexualidad, porque la represión de ésta y de las emociones, puede generar problemas mayores como la pornografía desmedida en redes sociales, que está comprobado por la Hermana Hong atiende a un mercado de personas con frustraciones y fantasías sexuales reprimidas.