A nadie se le prohíbe tratar de mejorar su aspecto, pero hacerlo desmedidamente podría ser peligroso para la salud mental y física de la persona. Sobre todo si se acude a personas sin preparación y se emplean productos equivocados.
En recientes días, el Congreso de Puebla avaló la reforma a la Ley de Salud, que una vez que entre en vigor, prohibirá al salón de belleza, spa, gimnasio, peluquería o estética aplicar inyecciones con sustancias para moldear partes del cuerpo. Esto significa que nadie sin licencia podrá aplicar el famoso bótox o el ácido hialurónico.
Cabe señalar que si buscamos en internet: “Aplicación de Botox en Puebla” nos aparecen enlaces no solo a clínicas o especialistas médicos, sino también de centros de tratamientos faciales, spas, wellness center, estéticas y hasta de centros de acupuntura. Evidencia de que este servicio lo daba cualquiera.
En el Congreso local quieren evitar complicaciones en procedimientos que actualmente se realizan por personas sin preparación ni supervisión profesional, mismos que pueden derivar en daños irreversibles. Incluso en videos, las personas pro botox recomiendan aplicar el producto en un solo lugar y con profesionales.
Y si analizamos a fondo el problema resulta evidente la presión social de lucir una cara con arrugas disminuidas o un rostro planchado, ya sea en edades tempranas o en la madurez. Pues hay quienes son amantes del baby botox.
Los que no apoyan la aplicación del botox señalan que esta práctica deshumaniza el rostro. No creo que nadie deje ser humano, pero su rostro sí pierde su forma natural. Quizás lo que haya que trabajar es el miedo a envejecer, pues ahora se intenta llegar a los 50 luciendo como Lauren Sánchez.
El botox solo dura 4 meses, pero los efectos adversos podrían persistir toda una vida. De allí la importancia de checar si el médico sabe cuál es la dosis adecuada, si la Coepris no ha emitido una alerta sanitaria por falsificación de lotes de la toxina botulínica y si el paciente no es alérgico. Pero sobre todo si el lugar tiene licencia y si los médicos poseen la ética suficiente para señalar el límite de todo procedimiento estético.