La embestida judicial en contra de Héctor de Mauleón (“medidas cautelares”, en la farragosa jerga jurídica, dictadas por el Tribunal Electoral del estado libre y soberano de Tamaulipas) que pudieren, en caso de no acatar el mandamiento de eliminar de la red una columna que publicó en el diario El Universal, hacerle pagar una multa (suponemos que lo suficientemente cuantiosa como para que se lo piense antes de volver a tocar el tema del contrabando de hidrocarburos en la referida entidad) o, de plano, llevarlo a la cárcel, nos avisa de lo que será la justicia en este país cuando la administren, es un decir, jueces y magistrados al servicio del oficialismo.
Hasta ahora, un tribunal podía actuar de manera totalmente independiente al ser requerido para comenzar un sumario, para otorgarle a un ciudadano la suspensión temporal de las disposiciones emitidas (en espera del desenlace del juicio en su contra) y, sobre todo, para protegerlo, recurriendo al habeas corpus –el famoso derecho de amparo—, de los procederes arbitrarios del poder.
Pues bien, a partir de la grotesca elección que va a tener lugar el día primero de junio, ya no será así: los mexicanos nos encontraremos en un estado de absoluta indefensión. ¿Los socios de algún politicastro codiciarán una propiedad tuya? Ningún problema, su juez amigo reconocerá las escrituras apócrifas fabricadas por los rapaces. ¿Un alto funcionario decidirá cancelar una concesión para otorgársela a su compadre? Adelante, señor, para eso mismo fueron colocados magistrados a modo en las cortes. ¿El más tosco de los miembros de la Cámara Bajísima se enfurecerá ante un artículo de opinión y entablará una querella demandando cifras millonarias? Que proceda, faltaría más. Ya vimos, ahora mismo, que los magistrados del Tribunal Electoral de Tamaulipas, cercanos a Tania Contreras, aspirante morenista a la presidencia del Tribunal Superior de Justicia de la entidad, aceptaron la impugnación que había desechado primeramente el Instituto Estatal Electoral y validaron las causales invocadas por esa persona –“violencia política de género” y “calumnia”—para silenciar, a punta de las antedichas medidas cautelares, a De Mauleón y al periódico en el que publicó su artículo.
Eso es hoy. ¿Ya imaginaron ustedes el futuro que nos espera a partir de junio?