El gobernador Rafael Moreno Valle ha declarado contundente en recientes entrevistas que él no cree en la máxima de que "gobernador no pone gobernador". Y lo hace recurriendo al lugar común de que "son los ciudadanos los que eligen al gobernante con sus votos" y cosas por el estilo.
Pero la respuesta nos indica su verdadera postura: Él no cree en la máxima porque piensa que sí puede imponer a un sucesor aprobado y promovido por él mismo. Vamos, que él espera romperla y por lo mismo ser capaz de poner al próximo gobernador del estado.
Aunque en la campaña para gobernador en 2010, recuerdo perfectamente que en varios de sus eventos y concentraciones, Moreno Valle gritaba a los poblanos que todos deberíamos saber que "gobernador no pone gobernador", aludiendo que Mario Marín no podría imponer a Javier López Zavala.
El detalle es que ahora que ha empezado soterrada pero formalmente la lucha por la sucesión en el gobierno del estado, todos sabemos que Rafael Moreno Valle sí que hará hasta lo imposible, todo cuanto esté a su alcance, por dejar a un sucesor de su grupo político.
Desde luego aún no sabemos quién. Hay varios aspirantes y prospectos. Pero ese es otro tema que ya iremos dilucidando.
El asunto es ver si Rafael Moreno Valle efectivamente rompe con el paradigma –y maldición- de que "gobernador no pone gobernador".
Hoy todo parecería indicar que él sí que puede romper con el nefasto hechizo.
Ya hemos dicho que el gobernador actual controla absolutamente todos los ámbitos y sectores de la política y economía en Puebla. Parecería lógico que puede muy bien dejar sucesor tanto para la minigubernatura como para la de 2018.
Pero eso mismo pensaba todo Puebla de Mario Marín. Que controlaba todo y que resultaba absurdo que López Zavala no ganara la elección en 2010. La historia posterior la conocemos todos.
Porque Marín tenía todo controlado, pero no tenía de su lado al presidente de la República, que era del partido contrario.
Hoy, Rafael Moreno Valle tiene todo... pero no hay presidente de la República de su partido. ¿Podrá romper con la maldición?
