Quizá pocos norteños hayan oído de este lugar, el cual gracias al decreto Núm. 36 del 9 de febrero de 1825, fue elevado a municipio, cuando era primer gobernador del Estado de México nuestro coterráneo José Ventura Melchor Ciriaco de Eca y Múzquiz de Arrieta; y viene a tono hoy porque el 13 de este mes se cumplen 106 años de haberse firmado en las inmediaciones de Teoloyucan, sobre las salpicaderas de un Ford, dos documentos que se conocen como tratados de Teoloyucan, con los cuales terminó el gobierno espurio de Victoriano Huerta, y el Ejército Constitucionalista tomó el mando de todas la jurisdicciones militares que apoyaron al usurpador, como constancia irrefutable de la rendición incondicional del gobierno golpista impuesto después de la renuncia forzada y asesinato de Francisco I Madero.
En efecto, después de las desastrosas derrotas de las fuerzas federales en Zacatecas y Orendain, de la ocupación de Guadalajara y San Luis Potosí, la situación de Huerta era insustentable, consecuentemente ante una Cámara de Diputados desmantelada por Huerta, presentó el 15 de julio su renuncia, cuando ya se dirigía desde el día anterior, a Veracruz para su destierro al bordo del mismo buque alemán que llevó Díaz a Europa, el Ipiranga.
Carranza tuvo noticia por su representante en Washington; luego conoció el texto de renuncia trasmitido por telégrafo.
El texto fue calificado de ignominioso por la versión tergiversada de cómo había llegado al poder.
Huerta había nombrado a Francisco S. Carbajal, quien era su Presidente de la Suprema Corte, Ministro de Relaciones para pasarle la estafeta de la Presidencia, quien de inmediato comunicó a Obregón su decisión de entregar el poder, indicándole éste que su mensaje debería dirigirlo a Carranza.
Obregón informó a Carranza quien ya había recibido la petición de dialogar sobre el asunto, quedándose que sería en Saltillo la entrevista entre los representantes.
El Primer Jefe indicó a los conferenciantes que solo aceptaría la rendición incondicional y a Obregón, cuando fracasó el diálogo, que fuera él quien negociara la rendición con el general José Refugio Velazco, a quien Carbajal había cedido el poder del gobierno.
Así Eduardo Iturbide y Álvaro Obregón firmaron por las respectivas partes, los dos acuerdos conocidos como Tratados de Teoloyucan.