El Pendenciero de México ante lo que parece el haberse dado cuenta del total fracaso de su mandato, al considerar el estado desastroso de todos los rubros de su gobierno, sigue gastando mucho dinero en sus mañaneras, olvidando su plan de austeridad que para él y en eso no aplica.
Seguro las pensó para machacar sus logros, y para decir que estaba en comunicación con la ciudadanía; pero se han vuelto el escenario para vomitar el cochambre de su frustración y de su resentimiento insultando, vituperando, exhibiendo a quien considera que no lo acepta, reconoce ni aplaude su labor de destrucción de las instituciones que tanto esfuerzo han costado a los mexicanos establecer, en lugar de los hechos del cambio prometido; sin comprender por falta de materia gris, que la palabra cambio refiere a un movimiento hacia adelante, un progreso, la inauguración de lo no sucedido ni existido antes y no como el ejecuta: ir para atrás en retroceso destructor.
Como buen populista pero agravado con su narcisismo e intolerancia, cuando va a defecar asocia al acto con su afán destructor y seguro es el momento en que anota en su libretita negra la lista de instituciones y personas contra quien dirigir sus baterías para generar el distractor del día o la semana y descargar su ira.
Y aunque los que los desprecian son miles, por falta de capacidad, su mente no hace más que reciclar a algunos cuantos que le hicieron un gesto de desaprobación.
Tiene en su mira a su enemiga favorita: la ley, la Constitución Mexicana, porque significa el freno a su locura autocrática y de ahí las instituciones autónomas que no necesitan de su opinión porque tienen definida su misión y método, por eso todo su quehacer se ha orientado a destruir sus obstáculos.
Pero precisamente todo ese mundo de destrucción que heredará el 2024, da material para construir una nueva declaración de principios, un nuevo programa de acción, un nuevo partido político que convoque a quien coincida en la necesidad de restaurar la vida democrática del país:
de priorizar la salud, la educación, la seguridad, la lucha contra la pobreza y la marginación, la economía solidaria con al trabajador, fortalecer y crear más instituciones ciudadanas y con valor de contra peso al poder personal, restablecer la división de poderes y empoderar la política de relaciones coherentes con el mundo.