Mañana será el eclipse solar tan esperado por muchos años; alguien recordó que, si usted fue alumno de cuarto grado en 1994, debió leer en la lección de su libro de geografía que el 8 de abril de 2024, usted sería testigo de este hermoso fenómeno astrológico; ¿qué pudo imaginar al saber del hecho un niño de 10 años?, sin duda dependió de la emoción con la cual haya sido transmitido este aprendizaje por su maestra o maestro.
Nuestro territorio ofrecerá la oportunidad de su observación por un espacio de cinco minutos, y por ello miles de astrónomos del mundo visitan nuestra tierra para desde distintas ciudades y espacios rurales donde la oscuridad será total, podrán registrar en la experiencia, personal, en fotografías y películas con detalle de orientación científica las fases del fenómeno que se repetirá con las mismas características, en más de 370 años.
Imitaremos a nuestros ancestros cuando documentaban admirados este tipo de hechos astronómicos, porque los olmecas, los mayas entre los más sobresalientes y todas las culturas mesoamericanas nos heredaron calendarios precisos y superiores a los europeos, solo comparables con los de las culturas mesopotámicas, aunque descollados por el uso del cero en sus cálculos y registros.
De ello hay innumerables sitios en México: pirámides y complejas estructuras de observación, de los solsticios y equinoccios, de venus, las pléyades y desde luego de los eclipses; conocimientos que se reflejaron en sus cosmovisiones, religiones y prácticas sociales en cuanto a la organización política y en sus estructuras de las economías agrícolas.
También inicia la segunda semana de campañas para las elecciones más importantes en más de cien años, donde los mexicanos se juegan como sucedió en épocas de la independencia, la Reforma y la Revolución, su futuro en la conservación de una democracia que se construyó en el largo tiempo y que está amenazada con su destrucción engendrada en una mente enferma que se cree mesiánica.
Los errores no corregidos, costarán muy caro, ya tenemos pruebas de la destrucción prometida, pero muchos mexicanos enajenados por dadivas que hacen la ilusión de salir de la miseria y la pobreza, no les permite ver que sigue la esclavitud de las conciencias y de sus seres queridos descendientes.
Este eclipse socio democrático será brutal.