Mañana se celebra en México el Día del Maestro, festejo que instituyó nuestro coterráneo Venustiano Carranza cuando fue presidente de la República; no hay antecedentes de que en esos tiempos algún familiar suyo haya sido profesor; aunque fue proclive al estudio siendo alumno del Centenario Ateneo Fuente, fundado por Andrés S. Viesca, una de las repercusiones del paso de Juárez por Coahuila y cuyo nombre fue en honor al ilustre coahuilense autor de la Ley de Cultos, Juan Antonio de la Fuente.
Quizá su admiración por los profesores haya estado asociada a que cuando se inauguró la Escuela para Profesores hoy Benemérita Escuela Normal del Estado aquel 4 de mayo de 1894, es decir hace 129 años recién celebrados en Saltillo en la noble institución, el gobernador Cárdenas en la ceremonia de inauguración anunció que no se postularía para un nuevo período, surgiendo “espontáneamente” el nombre del sucesor:
Venustiano Carranza a quien un grupo improvisado al momento fue a darle la noticia al Hotel Coahuila, donde casualmente se encontraba Carranza y desde donde caminó para llegar a la Escuela Normal a fin de agradecer su nominación.
El tema es que esa fecha es desde entonces un día de mucho merecimiento para los maestros mexicanos de quien todos ustedes sin duda tienen uno o varios en su memoria de cuando fueron sus alumnos.
Se premia a quienes cumplen 30 y 50 años de labor docente con las condecoraciones Rafael Ramírez y Manuel Altamirano respectivamente.
En esta fecha se anuncian los aumentos salariales siempre muy raquíticos que hacen que tengamos los maestros peor pagados del mundo, la gran mayoría no llega vergonzosamente a los diez mil pesos mensuales, aunque sea esta la celebración 106.
El que escribe tiene 53 años de servicio en la SEP y universidades y desciende de una familia donde hubo 5 profesores; dos de ellos:
Leonor y Humberto Esparza han merecido que sendas escuelas lleven su nombre, en Chetumal y en Xochimilco respectivamente; fueron líderes magisteriales cuando las luchas eran cruentas y no formaban parte de los domadores sindicales del magisterio que actualmente se tienen.
Hay muchos primos profesores que llegaron a más y un hijo, Iván, quien curiosamente por aras de destino se volvió maestro universitario de muy buena trayectoria.
A ellos y a mis queridos maestros rindo hoy homenaje.