Cuando murió Lou Reed cada quien escogió su canción favorita y le dedicamos una hora al aire en el 98.7.
Apenas un año atrás escuchábamos Walk on a wild side en una cabaña de Arteaga donde hacía mucho frío y bailamos al son de “doo-doo-doo” para agarrar calor.
Elegí ese track de Transformer por pura nostalgia.
En el último mes conocí a varias personas que moldearon un alter ego a través de variadas transformaciones: cosplayers, k-popers y drag queens, cada una con distintas capas de maquillaje y con un soundtrack diferente para habitar ese mundo.
El humano crea otros cuerpos para alternar sus realidades ya sea por entretenimiento, llamado artístico, curiosidad o para alejarse de sí mismos.
Tal como pasa en la película alemana (y remakes) El Experimento, donde dos grupos actúan acorde a su uniforme de internos o presidiarios, adoptando a su vez, las reglas de lo que ellos creen genuino.
Cada personaje rompe o multiplica sus límites. De entre los interminables ejemplos están las épocas de David Bowie, amigo y productor de Lou Reed, quien abandonó el plano real pero sus encarnaciones vivirán para siempre.
“Tiene que ver con el self y la construcción simbólica del yo”, comentó el sociólogo José Jiménez Ortiz, cuando hablamos sobre la práctica del cosplay, quien se remonta a viejas técnicas de mimetización del hombre y sus deseos, aquello a lo que no pertenecemos, pero buscamos a través de máscaras y símbolos.
¿Qué pasa cuando portamos máscaras subconscientes?
La persona que se coloca el jersey de Cristiano Ronaldo en la cancha de futbol 7 y anota cinco goles, el que añora el próximo Halloween para convertirse en Spiderman o el que busca expresiones en el clóset de su pareja.
También portamos máscaras de maldad como sucede con el Guasón, el personaje asume una malicia y acidez según el actor que lo interprete. Algo como sucedió con el ex director de Tránsito y Vialidad de Torreón, Pedro Luis Bernal, cuando se vistió de policía municipal para perseguir a una conductora, encarnando las visiones de su anhelada arbitrariedad.
Mientras todo tiene sentido, las corrientes de colores y disfraces de hoy se alejan de las historias en la canción de Reed, donde un Nueva York (el lado salvaje) podría ser cualquier otro lugar callejero.
@robbcarsonn