A iniciativa de su presidente, el gobernador de Jalisco, el pasado 30 de diciembre la Comisión Interinstitucional para la Conmemoración del Bicentenario del nacimiento del Estado Libre y Soberano de Jalisco, concluyó los trabajos correspondientes a su primer año de los dos para la que fue creada, trayendo por primera vez a nuestra memoria colectiva el 197 aniversario luctuoso de Prisciliano Sánchez, primer gobernador constitucional de Jalisco,
Quizás por circunstancia fortuita de la corta distancia que separan las fechas de su muerte y nacimiento -el próximo 4 de enero se conmemorará el 241 aniversario de su natalicio-, conmemorar la vida de Prisciliano Sánchez nos abre a la posibilidad de reflexionar acerca de la trascendencia que suele contenerse en lo efímero de toda vida humana. Aquí radica lo más valioso del mensaje que nos ofreció en su calidad de orador oficial, nuestro colega Marco Antonio Cuevas Contreras, del cual reproduzco el siguiente fragmento que no tiene desperdicio:
El lunes 28 de julio de 1823, saliste en defensa y promoción del federalismo más despejado y exaltado con tu celebérrima obra Pacto Federal de Anáhuac, (…) En ésta, tu obra política cumbre, exhibes los atributos del verdadero estadista, del visionario legislador a cuya aguda inteligencia no escapa el menor detalle; una obra en la que, utilizando apenas un puñado de palabras, supiste proyectar y dar vida a una compleja organización política nacional, delineando con perfección las atribuciones y limitantes del poder público, e instaurando un exquisito sistema de pesos y contrapesos. Ni duda cabe que las instituciones del primer federalismo mexicano tienen raíz en tu obra maestra, sin embargo en algún momento de nuestra historia perdimos los pasos, y hoy deben buscarse nuevas alternativas que sirvan para retornar a su original espíritu descentralizador en un México que se debate en medio de un ominoso y brutal centralismo, pues el poder soberano inaugural de los estados que tu proyectaste, ha sido brutalmente zapado y expoliado para instituir en su lugar un monstruoso sistema centralista con el nombre de república federal, y un ominoso sistema presidencialista.
