Definitivamente son altas las expectativas que generó el proceso de elección del nuevo titular de la Comisión Estatal de Derechos Humanos. Son varias las razones para ello: desde el origen mismo de la candidatura de Alfonso Hernández Barrón, que fue apoyada por las autoridades tradicionales de diversos pueblos indígenas con presencia en la entidad, y que seguramente obedece a su labor como tercer visitador de la propia Comisión, a lo largo de los últimos diez años; con lo cual al nuevo titular no se le puede imputar falta de experiencia y oficio para la responsabilidad que ha sido electo.
La manera en que se fue perfilando el consenso político entre las diversas fracciones parlamentarias a favor de su candidatura es otra buena razón para alimentar la esperanza de una gestión efectivamente independiente respecto de los padrinazgos políticos siempre incómodos.
Sus primeras declaraciones son otras buenas razones que abonan también a la esperanza, pues no sólo evitan tropezar con los asuntos pendientes que han alimentado las principales críticas a la gestión de su antecesor y amigo Felipe de Jesús Álvarez Cibrián, sino que además se aprecia una actitud y coherencia que promete no escatimar esfuerzo alguno no sólo para superar las insuficiencias institucionales de la Comisión, sino para cambiar lo indispensable para ponerla a tono de los desafíos que supone contar con una defensoría pública de los derechos humanos realmente oportuna y profesional.
Para ello es fundamental no perder de vista sus propias palabras acerca de la tónica de su gestión que “no será en torno a una personalidad, en el mejor de los casos a lo que aspiro es ser un buen coordinador de los esfuerzos colectivos de generar esa sinergia social, de generar esa articulación de esfuerzos de las situaciones de la sociedad civil y de las propias instituciones para generar políticas públicas que nos beneficien a todos” (Notivox JALISCO, 28 de julio).
Me parece que el posicionamiento de Alfonso Hernández Barrón a favor de superar “esos modelos unipersonales” constituye una de las mejores noticias que se han escuchado por estas tierras en los últimos años, no sólo para el futuro deseable que merece una alicaída Comisión Estatal de Derechos Humanos, sino para todos y cada uno de los cargos públicos que conforman el vasto universo de administraciones públicas locales de Jalisco.
Por todas estas buenas razones, la elección de Alfonso Hernández Barrón como nuevo titular de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco, bien puede considerarse como el primero de varios cambios importantes y favorables que vendrán a oxigenar la vida pública de la entidad. Al tiempo.