Política

No a la ley seca

Gracias a la influencia del puritanismo gringo importado por la masonería, tan socorrida por las élites postrevolucionarias, en México se restringe la venta de alcohol en los días inmediatos anteriores a los sufragios. No que eso hiciera mella en el proceso; el único gran elector en el país hasta que Gobernación dejó de organizarlo fue el dedo presidencial. Pero la continencia, creían nuestros caudillos, conservaba la moral y el orden público; en 1915, Plutarco Elías Calles secó toda Sonora diciendo así: “Una de las causas de la decadencia de los pueblos ha sido el uso de las bebidas embriagantes, que además de producir el aniquilamiento físico y la perversión moral del individuo... teniendo el gobierno constitucionalista la obligación de moralizar a los ciudadanos que están bajo su amparo, no podría dejar de ocuparse de legislar inmediatamente sobre tan importante materia”. Su compatriota Salvador Alvarado, en Yucatán, fue el precursor de la legislación detallada alrededor del alcohol, entre otras cosas mandando alejar cantinas de escuelas e impidiendo que allí trabajaran mujercitas de buenas familias. Con su decreto 386 prohibió completamente los licores duros, salvando apenas a la cerveza y dándole al traste a la incipiente industria del ron en la península para inaugurar la muy lucrativa industria de los destilados clandestinos.

En 2014, el artículo 300 de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales dejó a criterio de cada estado y municipio la implementación y duración de la popularmente conocida como ley seca, que ni es ley ni es seca, porque todo el mundo se surte el día anterior con el suficiente chupe como para llegar al grito. Con todo, ayer anunció el gobernador que en Nuevo León no habrá venta desde el primer minuto del sábado hasta la medianoche del domingo 6 de junio. El hecho debía ser denunciado como tortura cívica: asistimos al desmantelamiento de nuestra breve democracia y todo apunta a que el Ken y la Barbie de rancho van a ocupar el Palacio de Cantera –hay que decir que quizá sean lo menos peor de esta caballada infernal– y, encima, ¿El Bronco quiere que todo eso lo vivamos sobrios?


Roberta Garza

@robertayque

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Roberta Garza
  • Roberta Garza
  • Es psicóloga, fue maestra de Literatura en el Instituto Tecnológico de Monterrey y editora en jefe del grupo Notivox (Notivox Monterrey y Notivox Semanal). Fundó la revista Replicante y ha colaborado con diversos artículos periodísticos en la revista Nexos y Notivox Diario con su columna Artículo mortis
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