Política

Jamón, jamón

Ocho años se tardó en matarlo, la maldita, por medio de un “plan preconcebido” y “sofisticado”. Fue a punta de tintos, de finos y de jamones serranos, por no mencionar los manchegos, los chorizos y las paellas azafranadas. Qué sevicia, dios mío. Él, un pobre adulto de 39 años y esposo de la acusada, insistía en comer brócoli al vapor como el que le preparaban en su casa paterna antes de que esa mala mujer lo trastornara, le diera un par de hijos, lo hiciera olvidarse de tomar sus medicamentos y lo obligara “A fumar, consumir bebidas alcohólicas y alimentos insalubres … comidas y bebidas que acabaron con la muerte del hombre”. O eso alega José María Riobóo, el contratista favorito de López Obrador y esposo de la igualmente consentida ministra Yasmín Esquivel, de quienes todos conocemos su acendrada probidad. 

Isabel Cal y Mayor se casó en 2011 con Rodrigo Riobóo Talayero. La pareja vivía en España y no tenían muy buena relación con el padre, quien, citando a la viuda, ni siquiera fue al sepelio. Según el hospital de Cádiz, el hombre murió a causa de un enfisema pulmonar complicado por una severa infección respiratoria. Con todo, Riobóo padre consiguió que un juez capitalino ordenara el arresto de la viuda por “homicidio por omisión” y que, con ayuda de la cancillería, se girara una orden de captura con fines de extradición. Cal y Mayor fue arrestada en España y liberada el mismo día, rechazando muy pronto el gobierno español los cargos por considerar que no hay indicio alguno de delito, a menos que desternillar de risa a media Audiencia Nacional cuente como tal.

En México, sin embargo, al acusador lo tomaron perfectamente en serio: el eficientísimo Ministerio Público, ese que absolvió en un dos por tres a la ministra Esquivel de plagio con base en la declaración de una sola de las partes, inferencias fallidas y documentos falsificados, prontamente dio entrada al trámite, y la Unidad de Inteligencia Financiera, que ya sabemos tiene poco que hacer ahora que en México ya no hay corrupción, le congeló enseguida las cuentas a la acusada y a su padre. La idea de Riobóo parece ser quedarse con la herencia de su hijo o, más bien, evitar que la disfruten su nuera y sus nietos. Como hiciera antes en el caso de la peligrosísima nonagenaria perseguida por su fiscal, López Obrador defendió a su favorito con todo: “Es un profesional, de los estructuristas más importantes del país … es uno de los mejores ingenieros del mundo”. Quizá por eso los amparos tramitados en México por los abogados de la viuda han sido todos rechazados, permaneciendo congelados o exigiéndosele a la acusada que se presente personalmente en el país, donde tiene una orden de aprehensión vigente, para considerar admitir el trámite.

El tamaño del absurdo es de risa loca, pero ésta se congela cuando entendemos que en el México de hoy la peor ralea de mezquinos es capaz de doblar a las policías, secretarías y juzgados que pagamos todos para hacer de compartir un jamón o una rebanada de pastel una bomba de consecuencias penales. Contra cualquier ciudadano que se les atraviese. Por el mero hecho de saber que cuentan con el favor de López Obrador.

Roberta Garza

@robertayque


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Roberta Garza
  • Roberta Garza
  • Es psicóloga, fue maestra de Literatura en el Instituto Tecnológico de Monterrey y editora en jefe del grupo Notivox (Notivox Monterrey y Notivox Semanal). Fundó la revista Replicante y ha colaborado con diversos artículos periodísticos en la revista Nexos y Notivox Diario con su columna Artículo mortis
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