Indignante, inadmisible y de urgente atención”, exclamó el rector Graue aludiendo a la balacera del viernes pasado en la UNAM, deteniéndose a precisar que los dos muertos resultantes no pertenecían a la comunidad universitaria. Menos mal que así le parece, porque el narcomenudeo desde el auditorio Justo Sierra, mejor conocido como el territorio ocupado Che Guevara, lleva lustros de mercar tachas, porros, medicamentos controlados y otras sustancias de primera necesidad para el estudiante modelo sin que nadie levante una ceja ni siquiera para protestar por la boyante actividad depredadora y capitalista.
El rector enfatizó que la riña pudo resultar de las medidas antinarco tomadas por la universidad, como es el aumento en las rondas de vigilancia y las mejoras en la iluminación, porque nada detiene a un erizo y a su enchufe mejor que un candilito ni nada asusta tanto a un narco como un policía escolar. El funcionario terminó exigiéndole a las autoridades que investiguen hasta las últimas consecuencias, eso sí, respetando siempre a la autonomía universitaria, misma que impide a cualquier policía entrar a preguntarle nada a nadie, acercarse a los sitios de compraventa o enviar elementos armados, debiéndose limitar a revisar las cámaras de vigilancia y pedir a los posibles testigos que por favorcito acudan a declarar, si no es mucha molestia.
Mientras, en la ciudad sin narcos la Unión Tepito sigue afianzando su reinado de la mano del cártel de Jalisco Nueva Generación, que se ufana colgando narcomantas en pleno Periférico, y cómo no, si tiene a media policía local en su nómina o en su mirilla. La otra mitad le pertenece a los Beltrán Leyva: por algo la Marina mantuvo a los chicos de Mancera en completa oscuridad cuando un operativo en Tláhuac detuvo a su lugarteniente, Felipe de Jesús Pérez, El Ojos, con un saldo de ocho muertos. De los remanentes de La Familia y Los Templarios, que se refugiaron en CdMx luego de su fuga michoacana, y de Los Zetas y Gente Nueva, que se pelean a muerte los penales que rodean a la capital, ni hablemos.
¿Para qué preocuparse, si el mismísimo rector de la UNAM dice que con un par de focos y más rondas basta para intimidarlos?
Twitter: @robertayque
