Política

Abrazos, no bombazos

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El verano pasado, José Antonio Yépez, alias El Marro y entonces líder del Cártel Santa Rosa de Lima, le lanzó una segunda amenaza a López Obrador luego de que fuerzas federales detuvieran a su hermana, su esposa y su madre quien, por alguna razón, no mereció el mismo saludo presidencial que tan graciosamente le otorgó AMLO a doña Consuelo Loera. “Se va a poner de a peso el kilo”, le lanzó el capo al Presidente por medio de un video.

El Marro usaba la dinamita y el fuego como castigo insignia contra las propiedades y los cuerpos de sus enemigos. En la primavera de 2019 puso barricadas con coches en llamas en las carreteras del estado para evitar ser capturado y, un año después, mandó poner un coche con 12 cargas de explosivos a las afueras de la refinería Antonio Amor de Salamanca, Guanajuato, que afortunadamente fue asegurado por el Ejército antes de causar daños mayores. Y no fue el primero: en enero de 2019 fue detectado y desarmado a las puertas de la misma refinería otro coche bomba, acompañado de una narcomanta que injuriaba y amenazaba al Presidente.

Acorralado desde el gobierno y desde la guerra sin cuartel que le daba su rival Nemesio Oseguera, del Cártel Jalisco Nueva Generación, Yépez fue capturado el 2 de agosto de 2020. La apuesta oficial fue que, al dejar que los de Jalisco dominaran la plaza, Guanajuato regresara a una seguridad hace mucho perdida; el gobernador Diego Sinhue afirmó que era un “gran paso para recuperar la paz”. Como suele suceder, no podían estar más equivocados: El Inegi ubica a ese estado en el primer lugar del país en homicidios a policías y a civiles —5 mil 373 en 2020—, y no olvidemos las narcofosas alrededor de Acámbaro, largamente negadas por el gobernador hasta que los huesos le llegaron al cogote.

Con El Marro bien encerrado desde hace un año, este domingo 19 explotó un paquete bomba en el restaurante Barra 16.04, localizado en el Boulevard Faja de Oro, de Salamanca, matando a dos personas. Fue entregado por unos repartidores en moto adornado con globos y serpentinas; ese día cumplía años el gerente del local, Mario Alberto Hernández, y el bulto fue abierto junto a Mauricio Romero, socio comercial del bar quien celebraba allí con su empleado. Ambos murieron al instante y otras cuatro personas resultaron heridas, entre ellas un repartidor, quien se encuentra grave.

No se sabe por qué los dueños de un restaurante familiar abierto apenas este pasado abril fueron ultimados así, ni qué capo o cártel firmó la ejecución. Lo que está claro es que la inepta estrategia de las autoridades, la sumisa debilidad del Presidente ante el crimen organizado y la creciente imbricación entre narcotráfico y política nos está llevando a los mexicanos a un abismo sin retorno.

@robertayque


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Roberta Garza
  • Roberta Garza
  • Es psicóloga, fue maestra de Literatura en el Instituto Tecnológico de Monterrey y editora en jefe del grupo Notivox (Notivox Monterrey y Notivox Semanal). Fundó la revista Replicante y ha colaborado con diversos artículos periodísticos en la revista Nexos y Notivox Diario con su columna Artículo mortis
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