¿Cuánto falta para que Ricardo Monreal o Marcelo Ebrard se vean obligados a renunciar al Movimiento Regeneración Nacional?
La misma virulencia que este movimiento ha exhibido contra sus adversarios de la oposición comienza a expresarse en contra de estos dos dirigentes políticos hasta hace poco muy cercanos al presidente Andrés Manuel López Obrador.
El único pecado de tales disidentes en potencia es tener aspiraciones propias que no compaginan con la visión de futuro del líder principal.
La embestida de esta semana desde el gobierno de Campeche, a cargo de Layda Sansores, no podría leerse como un hecho desconectado de una estrategia general para advertir (amenazar) a Monreal, y también a Ebrard, sobre lo que podría ocurrirles si deciden tomar caminos propios.
Lo que hoy son unas comunicaciones bobas vía WhatsApp, mañana pueden ser conversaciones obtenidas mediante espionaje cuyo contenido sería aún más delicado.
La lista de adversarios perseguidos judicialmente por esta administración es larga, pero más abultada es la lista de opositores que dejaron de serlo para que no se les echara encima el peso del código penal.
Ese es el costo de la independencia política en México, dentro y fuera de Morena.
Hasta ahora Monreal ha sido el más explícito respecto a la tenacidad de sus aspiraciones presidenciales. No lo han frenado las encuestas, ni que el presidente López Obrador lo haya sacado de la lista de los presidenciables (despectivamente llamados corcholatas). Tampoco la serie de intentonas que dentro del Senado se han llevado a cabo para arrebatarle el liderazgo de su fracción parlamentaria.
Cada vez que le han dicho que no, este político dobla la apuesta.
¿Por qué Layda Sansores le echó encima las grabaciones de esta semana?
Probablemente porque el próximo lunes 14 de noviembre Ricardo Monreal formalizará su precandidatura a la Presidencia en un acto que va a desafiar los planes sucesorios trazados desde Palacio Nacional.
Zoom: Marcelo Ebrard sería el siguiente en saltar a la alberca de las rupturas. De lo contrario, tendría que renunciar a la última oportunidad que la vida le brinda para ser presidente de México. Sabe también que, proporcional a su popularidad, será el tamaño de la artillería con que será atacado.
Ricardo Raphael
@ricardomraphael