No hablaron ayer las urnas, pegaron de gritos. El margen de triunfo alcanzado por Claudia Sheinbaum y los partidos que la apoyaron es contundente. Su ventaja superó la aprobación promedio del presidente Andrés Manuel López Obrador y también los resultados que obtuvo el mandatario en 2018.
Este margen operará en su favor en tres arenas distintas. La primera y más obvia es respecto a la oposición. El PAN, pero sobre todo el PRI y el PRD, salieron seriamente debilitados.
La ciudadanía confirmó, mayoritariamente, que su oferta no satisface. Este argumento no incluye a Movimiento Ciudadano, que fue quien tuvo un crecimiento significativo.
La puesta en duda por parte de las dirigencias partidarias de oposición a propósito de los votos escondidos queda de lejos rebasada por la distancia mayúscula que tanto el PREP como el conteo rápido exhibieron el día de ayer.
La dificultad para reconocer estos resultados a buena hora deja aún más lastimada la credibilidad en el compromiso democrático de esos partidos de oposición.
No solamente el experimento de la coalición opositora habría fracasado, sino también su voz como una expresión democrática.
La no aceptación de los resultados por parte del segundo lugar a quien peor va a afectar es al PAN, que fue el partido que obtuvo mayor número de votos dentro de ese frente. Confirmaría, por otro lado, las razones por las que la ciudadanía decidió castigar duramente al PRI y al PRD.
La segunda arena donde Sheinbaum sale fortalecida es justo frente al líder y creador del movimiento que le condujo al triunfo. Los resultados obtenidos le permiten decir que ella amplió la base de ese movimiento. El triunfo que habría logrado por encima de la aprobación presidencial le va a entregar independencia de su mentor político.
Por último, y quizá más importante, es la implicación que este resultado tiene dentro del Movimiento Regeneración Nacional. Con la votación obtenida ayer no habrá duda sobre la legitimidad del liderazgo de la ex jefa de Gobierno para gobernar incluso a los más radicales de su movimiento.
Zoom: ayer, además de una elección presidencial, tuvimos un momento refundacional del sistema de partidos. El electorado definió un polo dominante que habría triunfado con bastante holgura, un flanco opositor que no estuvo a la altura de sus propias expectativas y un partido emergente, Movimiento Ciudadano, que jugará el papel de una poderosa bisagra.