Quien haya tenido el privilegio de intercambiar un par de frases con Eduardo Matos Moctezuma reconocerá que en su inteligencia anida el antónimo de la soberbia.
Razones tendría este mexicano para subirse al pedestal de la fama y sin embargo no se lo ha permitido nunca.
Conversa como investiga: sin aspavientos. Se trata de un hombre directo, preciso, agudo, franco, fácil, llano. Y, al mismo tiempo, evidentemente sabio.
El jurado del premio Princesa de Asturias en ciencias sociales 2022 refirió sus méritos a partir de su “extraordinario rigor intelectual … para reconstruir las civilizaciones de México y Mesoamérica, y por hacer que dicha herencia se recupere con objetividad y libre de cualquier mito.”
El premiado ha sido un viajero en el tiempo que utiliza, según sus propios términos, a la arqueología como una máquina para traer fragmentos del pasado a nuestro presente.
Entre sus primeros logros están las travesías que hizo a través de Tlatelolco para rescatar la memoria de aquella civilización de letrados, educadores y comerciantes.
Luego vino el llamado a su puerta que, en 1977, lo convirtió en el responsable del descubrimiento arqueológico más importante del valle de México. Las obras para construir una estación de Metro dieron con el Templo Mayor y la fortuna quiso que él fuera responsable de desenterrar sus tesoros, entre otros, el círculo labrado que representa a la diosa mexica de la luna, la Coyolxauhqui.
Matos es un hombre profundamente respetuoso de los mensajes que deja la historia. Un purista, si se quiere, a la hora de evitar fabricaciones.
Como si su discurso hubiese sido uno de esos mensajes dispuestos para viajar en el tiempo, Matos preparó con mucho cuidado las palabras pronunciadas para aceptar el premio.
Entre otras se escucharon las enderezadas contra la mentira del poder: “la historia es implacable en sus juicios. No se puede cometer el error de manipularla, ni de cometer el despropósito de tergiversarla.”
También hizo referencia al mal gobernante: “poderosos que, en su soberbia, creyeron que serían eternos, pero no fue así.”
Zoom: es irrelevante que el gobierno mexicano menosprecie a este hombre imprescindible de nuestro tiempo, porque el pueblo y la tierra, que también son parte del Estado, han considerado ya la grandeza de Eduardo Matos Moctezuma.
Ricardo Raphael