Ahora que Donald Trump está nuevamente agarrando a México como piñata, me entra la duda: ¿más allá de los mexicanos, a quién le tiene que importar lo que sucede en nuestro país?
Es una lista muy larga. Debiéramos empezar por enumerar a las empresas americanas que tienen grandes —y rentables— negocios en México. Por ejemplo, hace algunas semanas hablábamos en esta columna sobre Walmex y cómo sus resultados son muy relevantes en las utilidades globales de Walmart. O sea, si les llegara a ir mal en México, allá les dolería mucho.
No son los únicos. Algo similar sucede con The Home Depot. Si bien las operaciones de la marca en nuestro país son relativamente pequeñas en comparación con el volumen que tiene la empresa en el vecino país del norte, México es estratégicamente relevante porque crece mucho más rápido y les ofrece una rentabilidad mayor.
¿Quién más? En situación similar estarían empresas tan variadas como Petco, PPG, Carl’s Jr, PepsiCo, Live Nation, H-E-B, Mondelēz y Mars. Para todas éstas el mercado mexicano es muy valioso. Ah, y México también es importante, como negocio, para Airbnb, para Spotify, para Netflix y para Uber.
Y cuando hablamos del famoso tema de los aranceles, es fácil perder de vista que éstos perjudicarían directamente a muchas de las empresas más grandes de Estados Unidos.
Desde una perspectiva de valor, ¿qué es lo que más exportamos a Estados Unidos? Vehículos. En los primeros nueves meses del año pasado, más de 2 millones de autos y camionetas, por ejemplo. En este sentido es importante destacar que como 55% son de las tres principales armadoras americanas. Y ojo, de las que no son americanas —como Nissan y Volkswagen— una buena parte de sus acciones están en manos de fondos de inversión de EU. ¿Qué tal camiones y vehículos pesados? Más de la mitad de los que se producen en México los hace Freightliner, que tiene su sede en Oregon (aunque es propiedad de Mercedes Benz).
¿Cerveza? Le pegarían a Constellation Brands, de entrada. ¿Tequila? Afectarían a empresas como Patrón y Casamigos, entre muchas otras. ¿Nueces, frutas y verduras? A todo mundo: desde productores de snacks, hasta cadenas de supermercados y restaurantes.
A Trump le gusta usar la amenaza de los aranceles básicamente para lograr tres cosas. La primera es para ‘someter’ a otros países a que hagan lo que él quiere, como lo acaba de hacer con Colombia. La segunda es para salir en todos los medios de comunicación y dar de qué hablar (a sus fans y a sus enemigos). La tercera es para decirle a las empresas que tienen que elegir el territorio estadunidense para instalar ahí sus fábricas.
Esto último difícilmente sucederá (o al menos en gran medida). Los ciclos de inversión de las empresas grandes son largos y van más allá de lo que sucede en un solo periodo presidencial. Sí, seguro algo tendrán que hacer. Pero es probable que sean medidas de alto valor simbólico; estructuralmente no hace mucho sentido un cambio en gran escala.
La realidad es que Trump es un buenísimo para generar alboroto. Sabe muy bien qué tiene que decir para crear momentos dramáticos y darle a los medios contenido que llamará la atención de sus respectivas audiencias. Quiere que todo mundo ‘lo pele’ y quiere sentirse poderoso; eso lo logra asustando y amenazando.
En este caso, los mexicanos no debiéramos estar solos. Hay grandes —y poderosas empresas— que necesitan que a México también le vaya bien.