En este espacio hablo del salario, los pesos y centavos que ganamos con el trabajo. El ingreso nos permite cubrir gastos, pero no es todo lo que obtenemos de una vida laboral.
Ayer, en el programa Notivox Negocios, Beatriz Rivas, de Great Place to Work, nos habló del salario emocional. El dinero, aunque es una razón muy importante por la que trabajamos, no es la única. El salario emocional atiende otras necesidades como desarrollar talentos, la flexibilidad del tiempo, y el sentirse responsable y comprometido. “La relación entre el empleado y la empresa ha cambiado. El salario emocional incluye la compensación total, integra la vida personal y lo laboral”, me explicó Jaime Fontes, director de Latam de Compensa Capital Humano.
Muchos estamos dispuestos a que nos paguen un poco menos por tener una mejor calidad de vida.
Según Beatriz, del 100% de nuestra vida laboral, el salario representa 30%; 20% al cómo me siento con mis pares y el restante 50% a nuestro jefe. Entonces, 70% de la felicidad en el trabajo no depende del ingreso.
El dinero no lo es todo. Pero no para todos es importante el horario flexible, un seguro de gastos médicos mayores o cursos de inglés. Hay por lo menos 35 colectivos en cada empresa, me dijo Jaime. Cada uno quiere algo distinto en su salario emocional. Lo que es importante para las mamás, no lo es para los solteros. El reto en recursos humanos es enamorar con una propuesta de valor que demuestre que entienden qué quiere el candidato.
El salario emocional puede crear compromiso con el lugar de trabajo, pero, ¿qué tanto vale? Según Jaime, solo nosotros, los empleados, sabemos cuánto valen los intangibles. “Por eso un benchmark en el salario emocional no sirve”, añadió. No porque una multinacional tenga una práctica cultural que haga a sus empleados felices ésta funcionará en una empresa de 500 empleados. La clave, en el tema del empleo, es la misma que en el financiero: conocer al cliente o al colaborador para saber qué ofrecerle.
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