Pandemia o no, el cambio climático y cómo estabilizarlo es la principal preocupación de una mayoría en el mundo. El riesgo climático es riesgo de inversión, dijo en enero de 2020 Larry Fink, presidente y director ejecutivo de BlackRock, en su carta anual a los CEO. Después llegó el covid-19.
“En marzo, la creencia generalizada era que la crisis desviaría la atención del clima”, escribe Fink en 2021, pero “ocurrió lo opuesto y la reasignación de capital se aceleró más rápido de lo que preví”.
De enero a noviembre de 2020 se invirtieron 288 mil millones de dólares (mdd) en activos sostenibles vía fondos de inversión o ETFs, 96 por ciento más que en 2019, según BlackRock.
Pero no se trata solo de inversiones, “ciertas medidas para frenar el crecimiento de las emisiones de gases de efecto invernadero serán fundamentales para la recuperación económica mundial”, señala McKinsey en Why Investing in nature is key to climate mitigation, publicado esta semana. “No hay un camino claro para lograr la mitigación climática sin invertir en la naturaleza. La acción climática requiere de la reducción de CO2 y la eliminación del ya existente”.
Aquí entra el rol de las empresas, pues solo comprometiéndose pueden sobrevivir a largo plazo. Aquellas con un plan para la transición a una economía de cero emisiones netas generarán confianza para mantenerse y crecer. Las que no estén listas y carezcan de un compromiso “experimentarán efectos negativos en sus negocios y valuaciones, ya que sus stakeholders perderán confianza en la capacidad que tienen para adaptar sus modelos de negocios a los profundos cambios que se avecinan”, escribe Fink.
Hoy, según McKinsey, 700 multinacionales han dicho que neutralizarán sus emisiones de CO2, unas generarán también créditos de carbono y otras van por más: Amazon restaurará 1.6 millones de hectáreas de bosque en Estados Unidos con 10 mdd, Nestlé y Shell tienen planes similares en África y Europa. Walmart restaurará más de un millón y medio de kilómetros cuadrados del océano. Unilever y PepsiCo sumarán a toda su cadena de valor a sus compromisos, detalla el estudio, y concluye que es imperativo ver cómo se pasa del compromiso a la acción.
Mientras tanto, en México, el gobierno propuso esta semana una ley para cerrar el recién abierto mercado eléctrico y desde 2019 suspendieron las subastas de energía renovable. Hay más ejemplos que harán difícil cumplir con nuestro compromiso de que 30 por ciento de la energía generada este año sea renovable y subir a 35 por ciento para 2024.
Quizá no importe si el gobierno falta al compromiso, si el resto de los mexicanos, ya sean inversionistas o consumidores, y las empresas de todos los tamaños y sectores asumimos que debemos compensar y trabajar lo doble para sobrevivir y llegar al mundo, ya no digamos del futuro, solo al que venga pospandemia.
@vivircomoreina