En los últimos días escuchamos en debates, llamadas entre mandatarios y mañaneras los conceptos de pobreza, gas natural, migración irregular, nearshoring, desarrollo e inversión. Todos están entrelazados y no podemos aislar las conversaciones.
El gas natural ha permitido desarrollo. En México los estados con la atracción de inversión extranjera directa (IED) más alta son aquellos con mayor acceso a gas natural, según el Sistema de Información Energética. Nuevo León en 2022 fue el estado con la más alta participación en el producto interno bruto (PIB) industrial con 12 por ciento, y coincidió como el principal consumidor de gas natural; le siguieron Coahuila y Veracruz.
La proveeduría de energía es uno de los desafíos de México si queremos visualizarlo como centro de producción, lo que nos llevaría a la promesa del tan popular nearshoring.
La historia no es color de rosa, hay otros riesgos, como el agua, la inseguridad, y la intensa competencia salarial por trabajadores especializados. Sin embargo, podrá serlo si establecemos la ruta para enfrentar cada uno de esos desafíos, la seguimos y nos aseguramos que no sea solo para algunos.
El sureste del país no se ha emparejado y requiere atención, sobre todo si queremos que se beneficie del fenómeno del nearshoring. Llevar gas natural a esa región es un primer paso y el proyecto está en marcha vía la ampliación del gasoducto Mayakán y la construcción de Puerta al Sureste, que permitirán llevar gas natural desde Texas hasta Yucatán. Los 715 kilómetros del gasoducto submarino Puerta al Sureste estarán listos en 2025.
Ese potencial desarrollo implica otro gran desafío: la migración irregular. Esta semana el presidente Andrés Manuel López Obrador tuvo una llamada con Joe Biden, presidente de Estados Unidos, en la que “ambos líderes ordenaron a sus equipos de seguridad nacional que trabajen en conjunto para implementar medidas concretas e inmediatas que reduzcan significativamente los cruces fronterizos irregulares protegiendo los derechos humanos”, de acuerdo con lo que se puede leer en un comunicado de la Casa Blanca.
Los gobiernos deben acercarse a este reto con un enfoque holístico, explica Naciones Unidas, “más allá del control fronterizo hay que impulsar la economía de los países y abordar los riesgos del proceso y causas que expulsan a las personas”.
Si una causa de la migración en México es el trabajo, quizá el acceso al gas natural pueda atraer la inversión extranjera directa necesaria para los empleos que nos alejen de la migración irregular.
Ojalá que la estrategia esté pensada para no dejar a nadie atrás, y sí puede iniciar con el gas natural, pero de ahí es urgente resolver todos los otros pendientes.