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La estrategia de Estados Unidos, un ejemplo a seguir

Estados Unidos ha creado una tríada económica para el futuro. Basada en energía (combustibles fósiles), comercio (aranceles) e inversión (extranjera directa), la suma de las tres generará ingresos que ayudarán a reducir el déficit presupuestal, deuda pública, y sobre todo, tener el dinero suficiente para el desarrollo de tecnología armamentista que indique que no te puedes meter conmigo o con mis aliados.

El 21 de junio de 2025 Israel y Estados Unidos dieron el primer paso para la estabilidad energética y económica de Medio Oriente y para el mundo.

La forma en que el mundo moviliza el dinero ahora dependerá de cuánto tenga y de cómo puede ser parte de las interacciones comerciales de un determinado país.

Las naciones no quieren guerras, solo quieren asegurar el futuro, debido a que el intercambio actual de productos y servicios dependerá de con quién está aliada comercial, tecnológica y energéticamente, así como tener acceso a la inteligencia artificial como una herramienta adicional para tomar decisiones.

La operación Midnight Hammer empleó una variedad de armas de alta potencia, incluidos bombas GBU-57, 30 misiles Tomahawk y aviones B-2 Spirit. Además se utilizaron aviones de combate para la supresión de objetivos de alta velocidad y un submarino de la Armada en el Golfo Pérsico. Todo esto tiene un costo, que debe salir de algún lado. Asimismo, lo utilizado en esta operación tiene que ser reemplazado, y todo significa un peculio que Estados Unidos tiene que obtener o generar de algún lado.

Estados Unidos, un país que ha sabido invertir en las guerras en las que ha participado a lo largo de los siglos XX y XXI. Una nación de estrategias bélicas en el pasado, y que ahora, con lo que sucedió el sábado, ejemplifica su diversificación económica, energética y tecnológica.

Antes de 2015 dependía de los países de Medio Oriente y de Rusia para tener petróleo crudo y gas para sus refinerías y para su economía. En 1973 creó una política pública energética para dejar de depender de otros países, y fue hasta el desarrollo de los campos de shale que pudo cumplir con el objetivo al incrementar su producción de petróleo crudo y gas, empezar a ser exportador después de 42 años y convertirse en el primer país productor de hidrocarburos en el mundo.

El fortalecimiento de Estados Unidos creó una amenaza para la estabilidad del mercado petrolero, derivado de que muchos países de Medio Oriente dependen de sus ingresos derivados de las exportaciones de petróleo crudo, como es el caso de Irán, cuyos ingresos por este concepto representan entre 60 y 70 por ciento. Ante esto, en 2016 surgieron los países de la OPEP+, cuya finalidad fue hacer contrapeso a Estados Unidos para que éste no tenga un papel preponderante en el precio del barril de petróleo.

Pero hoy, al tener un consumo de más de 9 millones de barriles diarios de gasolina y 4 millones de diésel, exportar más de 3 millones de barriles diarios y tener mayor proporción en las refinerías del crudo del tipo ligero (WTI), la OPEP+ no logró su cometido.

Estados Unidos, al ser parte del control de los combustibles fósiles y tener influencia en el mundo, su segunda estrategia puesta en marcha en 2025 fueron los aranceles, con el objetivo de reducir los déficits de las balanzas comerciales con diferentes países y regiones en el mundo. Esto creaba una distorsión del balance comercial. Generó con algunos países, como México, un déficit negativo, y que, en muchos de los casos, en algunos tratados se ha visualizado como el trampolín para meter materiales, productos y tecnología de su acérrima competencia: China, aludiendo que su procedencia no es de origen al país de donde es el tratado.

Ante esta situación surgió la guerra de los aranceles, lo que generó una recaudación asombrosa de alrededor de 37 mil 800 millones de dólares (756 mil millones de pesos) en aranceles de importación en abril y mayo, cuando comenzaron a aplicarse los aranceles del presidente Donald Trump. Esto equivale al presupuesto de inversión de Pemex y CFE para 2025. Estos datos no se dan por solo dos meses, imaginemos cuánto será al cierre de este año.

Hasta el momento no se ha reflejado en el incremento de la inflación de forma violenta, como se esperaba, pero sí ha ayudado a tener más ingresos monetarios, no contemplados dentro del plan presupuestario para este 2025. En mayo, en Estados Unidos los precios al consumidor subieron solo 2.4 por ciento anual, según la Oficina de Estadísticas Laborales. Eso fue menos de lo que los economistas esperaban y solo ligeramente más alto que la tasa de 2.3 por ciento de abril, y que fue la inflación más baja de la economía estadunidense desde febrero de 2021.

Estados Unidos es parte del control del precio del barril de crudo, al exportar petróleo y derivados. Ha impuesto aranceles, los cuales no han afectado la inflación hasta el momento. Esto significa una sola cosa: más ingresos para la economía.

El objetivo de Estados Unidos es “mantener una hegemonía mundial y empezar a dejar de depender de los países con los que tiene deuda; empezar a intentar reducir su déficit presupuestario y el porcentaje de la deuda respecto al PIB”. Además está la presión del presidente Trump al banco central de bajar las tasas de interés para reducir el dinero que paga a otros países con los que tiene deuda, con lo que tendrá más flujo de efectivo, que necesita para su plan de largo plazo. Esto es controlar la energía con el financiamiento de los combustibles fósiles, pasar a energía renovable y terminar en una fuente de energía infinita, pasando de la fisión a la fusión nuclear.

Para su estrategia requiere del peculio, que ya encontraron cómo hacerlo: vendiendo petróleo, gas natural licuado y derivados, dado que el mundo lo necesita ante la falta de una política real ligada al tener el dinero suficiente para dejar los combustibles fósiles. Además, al ser el país de mayor consumo en el mundo, incrementar su inversión directa de entrada,y las empresas de este país no tendrán que salir a lugares de alto riesgo comercial, político, financiero, de seguridad y de regulaciones, a atraer a la tecnología, manufactura y todo aquello que pueda crear ingresos.

Entendamos que China tiene que vender gran parte de lo que produce, su población no consume todo. Rusia no es un país manufacturero y depende en gran parte de las exportaciones de hidrocarburos, pero ahora está mermado ante la imposibilidad de mandar gas natural a sus principales países compradores de Europa.

Europa, incluido Reino Unido, depende de su relación comercial con Estados Unidos, debido a que sus exportaciones dependen del mercado americano, y con los aranceles muchas empresas tendrán que invertir en EU para ser competitivas.

Países como México, que dependen del mercado de su socio comercial, podrán verse mermados en el futuro ante la posibilidad de que Estados Unidos no necesiten más de éste para manufacturar a sus marcas patentadas, y esto minimiza la relación comercial; además traerá un balance negativo.

Estados Unidos, con su intervención en Medio Oriente, dejó en claro que Israel es el último bastión de Europa, manteniendo estabilidad energética y económica en la región. Arabia Saudita será el beneficiado para cubrir la demanda de Europa de combustibles fósiles, y así relegarán a Rusia. Los países de Medio Oriente, al ir reduciendo la dependencia de los combustibles fósiles por los países desarrollados, durante las próximas décadas deberán estar del lado correcto para generar dinero y mantener la estructura del gobierno en turno, que no cause problemas a la sociedad. De no hacerlo, veremos cambios continuos en la forma de quienes gobiernan a los países de esa región, derivado a que la sociedad no puede ser ajena a los cambios mundiales.

No te confundas, hoy no hay guerras bélicas iniciadas, o que Estados Unidos sea parte de una, son acomodos estratégicos energético-económicos, usando los aranceles, el aumento de empresas por medio de inversiones extranjeras directas que llegan a instalarse de manera forzada por el incremento de aranceles, cuyo fin es obtener dinero para mantener su hegemonía e influencia en el mundo, siempre y cuando el mercado estadunidense continúe consumiendo y que la inflación esté controlada.

México no sabe hacer negocios en el mundo, solo sabe hacer política dentro del mismo país, y que solo son decisiones de corto plazo y sin futuro. No existe un plan que sea parte de la geopolítica energética, comercial y estratégica en el mundo, simplemente está basado en el presente en un periodo finito. Los cambios realizados hoy en las leyes, secretarías, empresas del Estado y órganos reguladores no están pensados en el futuro. Están alineados a los cambios actuales desde un punto de vista económico, energético, social, financiero y de las interacciones comerciales con los países que tiene relación México, dado que ellos, sí tienen un plan para el futuro inmediato.


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Ramses Pech
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  • Ramsés Pech. Experto en la industria de hidrocarburos, energía geotérmica, energía y economía, actualmente se desempeña como Asesor en proyectos de energía y economía tanto para la industria privada como para los Gobiernos, socio del grupo Caraíva y asociados.
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