Frente a la imposibilidad de conjuntar la mayoría calificada en San Lázaro para llevar a cabo una reforma constitucional en materia electoral, se prevén varios reacomodos en el escenario político, por lo pronto hay una algarabía en la oposición porque asumen como un gran triunfo que hace mucho tiempo no sentían y lo celebran como si lo que sigue para ellos es regresar al poder, saben que detrás del falso triunfalismo están la real preocupación que carecen de candidatos fuertes y sus posibilidades están demasiado reducidas para la competencia electoral de 2024.
El factor determinante para que se rehiciera la alianza política, legislativa y electoral de la oposición no fueron realmente los dirigentes partidistas que ya se habían ofendido públicamente demasiado, fue a elite económica que durante décadas se señalaba que eran quienes realmente estaban detrás de esa clase política gobernante, han sido sus jefes que dirigían y saqueaban al país, así que ante ese poder fáctico se disciplinan los políticos que les deben sus cargos y enriquecimientos.
Como se ven las cosas la alianza va a perdurar hasta el 2024 que se reacomoden las fuerzas, todo indica que seguirán en detrimento electoral, el PRI con tendencia a la extinción el PRD difícilmente sobrevivirá, en lo que queda de la legislatura difícilmente se logrará una reforma constitucional por más benévola que se exponga, prevalecerá la irracionalidad legislativa para hacer vigente el encono político cada que se requiera en el parlamento mexicano, bajo esa lógica se estará actuando en estos meses.
Ahora bien, el bloque parlamentario afín al presidente está sólido y tiene mayoría en ambas cámaras del Congreso de la Unión, con eso le es suficiente para hacer enmiendas a diversos ordenamientos del sistema electoral sin trastocar los lineamientos establecidos en la constitución, que fue lo que ocurrió en el llamado plan B de la reforma que hace ajustes financieros y de facultades legales a la autoridad electoral en materia de fiscalización y sanciones que se ha visto parcial y excedida en su actuación de los últimos procesos comiciales, el INE está aún integrado por personajes que le deben favores a políticos del viejo régimen, por eso su consigna de defender al INE porque aún lo sienten propio y es la herramienta perfecta para intentar regresar al poder mediante fraude electoral que ya lo tienen bien ejercitado.
A pesar de que los disciplinaron por la fuerza, esa alianza opositora tiene un elemento volátil que es el caso del PRI, no ha dejado de ser una veleta política en temas legislativos y está más cercano a negociar según las circunstancias; este partido se disputa en 2023 las dos gubernaturas que si las llega a perder como todo apunta para que así sea, se convierta en un partido satélite con el último reducto en Durango que política, electoral, económica y poblacionalmente no representa un feudo importante en el escenario nacional.
La polarización política continuará y no la promueve el presidente según el discurso cotidiano de la oposición, esa polarización política y social tiene décadas y fue instaurada por el viejo régimen que se reduce a los privilegiados y los desprotegidos, más allá de que la historia de la humanidad siempre ha estado en un encono permanente y nuestro país no ha sido la excepción, el tema no es que si está dividido o no, el problema es que no hay causes de debate de altura para dirimir las diferencias, prevalece la calumnia, el insulto, el odio y así es difícil avanzar en mejorar la sociedad, el único cause seguirá siendo la democracia para que la ciudadanía decida y la república y sus instituciones se integren y hagan su función de intentar armonizar la convivencia social.