Las últimas semanas hemos estado presenciando un intenso encono en varios ámbitos de la vida pública de México principalmente en el terreno político, en el que hay manifestación de algunos ciudadanos contra el Presidente López Obrador que realmente representan una diminutiva porción respecto al gran respaldo de la gran mayoría de la población que tiene un respaldo al mandatario y su gobierno.
Es evidente el contraste de apoyo actual e histórico que ha tenido Andrés Manuel que gradualmente ha tenido en la proporción de conciencia popular es decir, entre más informada, consiente y organizada esté la población, más apoya a su Presidente, mientras la derecha ha carecido de argumentos políticos y más aun de propuestas alternativas en la conducción de los destinos del país, más aun cuando los personajes que encabezan la diminuta resistencia han estado involucrados directamente en los grandes escándalos de corrupción que ha padecido el país en perjuicio de las grandes mayorías.
Es así como los pronunciamientos se reducen a expresiones de reclamo de una dimisión voluntaria del poder por parte del presidente el cual fue adquirido con la mayor legitimidad política y electoral en la historia de la democracia en la etapa moderna de México, lo cual recae en el absurdo de una lógica elemental de pedirle a un adversario que renuncie a la disputa con el único argumento del desacuerdo de su contrincante.
La polarización política en México se ha intensificado desde que el régimen que saqueó y ensangrentó al país incurría en no respetar la voluntad popular mediante fraudes electorales para sostenerse en el poder político, en ser un Estado generador de violencia, en vincularse y someterse al crimen organizado, en adquirir de manera indebida recursos públicos para enriquecer a unos cuantos en perjuicio de las grandes mayorías situando a una porción importante de la población en una situación de arrebatarle oportunidades de desarrollo humano elemental, millones de mexicanos durante décadas que representan generaciones que truncaron posibilidades de salir adelante.
Ahora la confrontación se manifiesta de diferentes formas pero en sustancia es la misma vertiente ideológica y política, un grupo reducido de afectados que perdieron privilegios, grandes potentados que se enriquecieron al amparo del poder y la corrupción, que perdieron privilegios y grandes negocios, con gran capacidad económica para contratar marchantes y huéspedes de casas de campaña en el plantón, de financiar campañas en redes sociales mediante granjas de bots y medios de comunicación y comunicadores quienes les deben mucho por fortunas de dinero para solapar mediáticamente la corrupción del derrocado régimen.
Por eso se entiende el enojo y la frustración de esos que temen perder su patrimonio adquirido a partir del poder político, de perder su libertad por haber incurrido en delitos en el marco de la actual lucha contra la corrupción y la impunidad del naciente régimen, lamentablemente no tienen argumento sustentado, técnica, política, ideológicamente, es puro insulto y calumnia, un derroche de odio que exhibe la ignorancia y la carencia de liderazgo político y social que logre tener un visible contrapeso al gobierno y su presidente.
De lo que se trata es de hacer el máximo esfuerzo de conciliar al país mediante el dialogo elemental, pero indispensable y definitivamente con parámetros básico de raciocinio, porque a simple vista, no se puede tener ni siquiera el más básico dialogo en el que se confronten argumentos madura y respetuosamente con quienes están de manera trapera y vulgar calumniando e insultando con la única pretensión de desestabilizar política y socialmente al país.
Twitter @RafaPalacios83
