Ojalá que el anunciado Juego de Estrellas entre integrantes de la Major League Soccer y la Liga Mx sea solo el arranque de un bien pensado proyecto de integración regular entre ambas Ligas.
Se requiere que de estos acuerdos y de esta cercanía surja una nueva competición, una que renueve aficiones, que genere nuevos retos e ingresos vía patrocinios, derechos de televisión, taquilla y otros puntuales campos ligados a la comercialización de numerosos productos. Interés, así sea cauto, me consta que existe por parte de influyentes propietarios de equipos de futbol mexicanos. Lo que no me queda nada claro es que los propietarios de los cada vez más equipos que integran la MLS visualicen (ya no hablemos siquiera de interés), lo mismo.
Es casi obvio que a cualquier empresario mexicano le interesará transitar hacia un mercado en dólares y en el que muchísimos compatriotas avecindados en los Estados Unidos se encargarían de mantener con vida. No veo que a esos inversionistas estadunidenses les resulte muy rentable jugar en México y venir a ganar pesos.
Pero si se puede documentar que enfrentamientos entre determinados equipos de la MLS y de la Liga Mx, en el marco de una competición seria, van a incrementar audiencias televisivas y presenciales, así como ingresos comerciales, de otra cosa estaríamos hablando.
Ahí es en donde se deberían abocar a trabajar, a través de un grupo bilateral bien definido, representantes de ambas Ligas.
Espero que el Juego de Estrellas que se jugará en agosto próximo también reúna a las estrellas directivas de la MLS y la Liga Mx y desarrollen una agenda puntual y seria de cara a esta casi obligada integración. El evento pactado debe de ser un símbolo real de que, así sea a través de un proyecto emplazado a algunos años, hay una visión revolucionaria que intentará sacudir, sin demagogia ni retórica, estructuras anquilosadas que en consecuencia ya no dan para más.
Hay un enorme campo de oportunidad como para no verlo.
Rafael Ocampo
