Tendría que haber una preocupación extendida en todos quienes componen el futbol profesional mexicano por las acciones violentas que algunos aficionados protagonizaron la noche del domingo pasado, al momento de irse del estadio de los Rayados del Monterrey.
Seguramente frustrados por la sorpresiva derrota que sufrió su equipo (a manos del Cruz Azul, que llegaba como el peor del torneo), claramente alcoholizados (porque se sigue vendiendo e ingiriendo alcohol en las tribunas a destajo), varios hombres, identificados como seguidores del equipo local, se liaron a golpes unos y otro pateó cuando menos en dos ocasiones en la cara a una persona tirada en el piso semi inconsciente.
Eso muestran, con crudeza, las imágenes que se han difundido en las últimas horas sobre todo en redes sociales.
Cada que suceden estas peleas y estas agresiones, más cuando quedan registradas por la cámara de algún teléfono celular y se difunden sin parar por todos lados, uno se percata que la violencia que se genera en este espectáculo está un poco lejos de erradicarse. Y lo primero que se tiene que hacer es actuar para que quienes la generan sean castigados.
El Fan ID (el registro al que se supone todo aficionado que acude a las tribunas del estadio debe hacer para poder ingresar con su boleto), tendría que darnos los primeros resultados. Esta herramienta se puso en marcha precisamente para identificar a los violentos y, posteriormente, con el apoyo de las autoridades correspondientes, imponerles una sanción.
¿Quién tiene que mostrarnos a los protagonistas de estas agresiones? ¿La Liga Mx? ¿El equipo local, en este caso el Monterrey? ¿La policía municipal que, se supone, está ya investigando los hechos? ¿Qué datos quedan registrados en el Fan ID para lograr una más rápida y eficaz localización de los violentos?
Los responsables del Fan ID tienen la palabra.