Ninguno de los expertos en dar exclusivas en el mercado de pases del futbol mexicano, tuvo la información que le permitiera adelantar que las Chivas estaban realmente cercanas a fichar a Luis Romo, una de las estrellas del Cruz Azul que implantó el récord de puntos la temporada pasada.
Enredados en el marañoso círculo que definió la transacción que los cementeros iniciaron para hacerse de los servicios del defensa de los rojiblancos, Jesús Orozco Chiquete, esos pululantes expertos quedaron exhibidos por el oportunismo con el que se manejan.
Con mejores maromas que las que dan los políticos, cada que viene una elección, algunos de esos periodistas, con colmillos más largos que las de los prehistóricos mamuts, empezaron a manejar un irresoluble conflicto entre Romo y su entrenador Martín Anselmi. Algo que nunca precisaron en contenido, ni lugar, ni fecha, ni modo, ni momento… ni testigos!
Pero ya era su historia. Ya estaban otra vez por delante de la información, con un cinismo que irrita. Además, dando a entender que lo sabían desde mucho tiempo antes pues el “rompimiento” entre los personajes citados se dio cuando se consumó la eliminación del Cruz Azul en semifinales por el América.
Algunos otros de esos expertos “en exclusivas”, cuando se vieron fuera de lugar, quisieron retomar su rol de líderes informativos y entonces difundieron la versión de que Romo no quería dejar al Cruz Azul.
Todo lo desmintió el propio Luis Romo, por ahí del mediodía de ayer miércoles 8 de enero, cuando fue a despedirse de sus compañeros cruzazulinos y luego tomó un vuelo a Guadalajara.
Tajante negó tener un conflicto con Anselmi (“nos reímos juntos de esas versiones”, dijo) y se mostró feliz de enrolarse con las Chivas.
Obviamente esos expertos “en exclusivas”, que cada que abren la boca dan una “gran nota”, dijeron: “Claro, ¿qué otra cosa iba a decir Romo?” “Ni modo que reconozca que somos unos chingones”.