Dice Alejandro Zendejas, el mediocampista ofensivo del América, que “en estos momentos es mejor la selección de futbol de los Estados Unidos que la mexicana”.
Y tiene razón el zurdo, habilidoso y potente jugador. Por eso, habrá que entender, se decantó por integrarse a las filas gringas cuando tenía también la posibilidad de ser llamado en el nuevo proceso con Diego Cocca al frente.
Ayer en el Estadio Azteca los nuestros no pudieron pasar del empate a dos goles ante el representativo de Jamaica. Antes, hace pocos años, enfrentar a este tipo de rivales en casa representaba goleadas a favor en automático.
Es real que el nivel de muchas selecciones del área de la Concacaf ha ido subiendo… Pero no creo que ese sea el tema a analizar en estos momentos. La realidad que nos debe ocupar es que el nivel de nuestro equipo nacional ha bajado y sigue en franca decadencia.
Y que suba nuevamente y volvamos a tener una Selección competitiva no depende de ningún entrenador necesariamente. Depende, de forma absolutamente certera, del nivel de los jugadores, de su capacidad para meter goles, para desequilibrar al rival o para nulificarlo.
No es un asunto entonces que se pueda resolver por un simple deseo de ser mejores en la cancha a lo que se viene mostrando.
Es un proceso que inicia asumiendo de forma clara y sin ambages que estamos ante una profunda crisis de juego y resultados. Si no hay autocrítica en este sentido estamos perdidos. Y digo esto, y me detengo, porque conozco sobradamente a los distintos notables personajes que componen nuestro futbol, a nivel directivo, a nivel entrenadores y a nivel jugadores.
No creo que en ninguno de estos tres estamentos exista la posibilidad de esperar esta autocrítica y, a partir de ella, situar un plan de trabajo que contemple las soluciones. Y saber que para salir de esta crisis la única manera de hacerlo es de forma paulatina… como paulatino fue el recorrido que nos llevó a este penoso presente.