No es nota de futbol, o no debería al menos desde mi punto de vista protagonizar tantas discusiones de programas deportivos, si el Porto pagó ya al Cruz Azul la cláusula de rescisión de contrato de su ex entrenador, Martín Anselmi.
Ambos equipos están condenados a entenderse y si es necesario que activen a un árbitro o juez que determine el monto económico que cierre ese acuerdo, eso va a suceder. La decisión que tomó el entrenador argentino es legítima e irreversible.
Tampoco debería de generarse tanto ruido sobre Iván Alonso, el muy buen director deportivo del Cruz Azul. Que si él había aceptado el monto de 3 millones de dólares asumiendo que el Porto es un equipo de “Clase A”, pero luego su jefe le dijo que no, que el Porto era un equipo de “Clase B” y entonces correspondía una indemnización de 5 millones de dólares. ¿Y qué si esto es verdad? ¿Por qué esta historia pondría a Alonso como un personaje a investigar? ¿Por qué se le tendría que correr si eso así fue?
Como si el debate para determinar la categoría del Porto, en ese contexto, no fuera materia de debate.
Me parece que el Cruz Azul debe cerrar ya esta historia, no le beneficia en nada mantenerla abierta. Sus directivos tendrían ya que dejar de estar mandando mensajes contra Anselmi a través de sus periodistas y medios amigos. Habría en cambio que fortalecer ciertas líneas que ya expresó el presidente del equipo Víctor Velázquez en la única entrevista (a Heriberto Murrieta en ESPN) que he visto que ha dado.
Desearle suerte a Anselmi en su nuevo proyecto. Reconocerle su espectacular trabajo los 13 meses que dirigió al Cruz Azul. Y remodelar el presente de muy buena manera, pues cuentan con un plantel envidiable en talento y potencial. En ello tendrían que estar concentrados.
Eso es lo que está haciendo ya Anselmi. Después de su breve mensaje de respeto, gratitud y fidelidad a los colores del Cruz Azul, en plena sala de trofeos del Porto, se puso ya a trabajar en su enorme nuevo reto.